El inicio de un nuevo cierre federal
El gobierno de Estados Unidos cerró a la medianoche del miércoles, luego de que republicanos y demócratas no lograran un acuerdo para financiar los gastos federales. Es el primer cierre en casi siete años y podría implicar paralización parcial de agencias y servicios.
Aunque estas disputas presupuestarias son comunes en la política estadounidense, el actual escenario es particular: el presidente Donald Trump ha impulsado fuertes recortes al tamaño del gobierno y planea utilizar el cierre como una herramienta de presión.
Qué servicios seguirán funcionando
Según expertos, no todo el gobierno federal se detendrá. Entre los servicios que continuarán están:
- Patrulla fronteriza y fuerzas del orden.
- Atención médica hospitalaria.
- Control del tráfico aéreo.
- Envío de cheques de seguridad social y Medicare (aunque con posibles retrasos administrativos).
Sin embargo, podrían verse limitados o suspendidos:
- Programas de asistencia alimentaria.
- Educación preescolar con fondos federales.
- Emisión de préstamos estudiantiles.
- Inspecciones de alimentos.
- Operaciones en parques nacionales.
Impacto en los empleados públicos
Durante un cierre, los trabajadores esenciales deben continuar sus funciones, algunos sin sueldo inmediato, mientras que los considerados no esenciales son enviados a una licencia temporal sin pago.
En cierres anteriores, estos empleados han recibido su salario retroactivamente, pero en esta ocasión las reglas podrían cambiar debido a los planes de ajuste presupuestario impulsados por el gobierno.
Las posiciones de republicanos y demócratas
La disputa refleja las diferencias entre partidos:
- Republicanos: buscan extender temporalmente los niveles actuales de gasto, evitando compromisos a largo plazo.
- Demócratas: exigen poner fin a los recortes unilaterales de Trump y renovar los subsidios al seguro médico para personas de bajos ingresos.
Ambas partes se culpan mutuamente por el bloqueo. Mientras los republicanos insisten en que buscan más tiempo para negociar, los demócratas acusan al presidente de usar el cierre como un arma política.
Un conflicto que no es nuevo
Desde 1980, Estados Unidos ha enfrentado 15 cierres de gobierno. El más prolongado fue en 2018, cuando se extendió por 35 días durante el primer mandato de Trump.
El actual cierre ocurre en un contexto de reducción de la fuerza laboral federal y podría generar efectos más duraderos en servicios públicos y en la confianza ciudadana en las instituciones.