Un vínculo marcado por la rivalidad y la reconciliación
La muerte de Alejandra “Locomotora” Oliveras conmovió al mundo del deporte y, especialmente, al boxeo argentino. Su partida generó una ola de mensajes y homenajes, incluso de quienes fueron sus grandes adversarias arriba del ring, como Marcela “La Tigresa” Acuña.
“Gracias a Dios reconstruimos nuestra relación”, expresó Acuña conmovida. Ambas protagonizaron una de las peleas más memorables del boxeo femenino argentino, el 4 de diciembre de 2008 en el Luna Park.
Una pelea que hizo historia
En ese combate, Acuña le quitó a Oliveras el título supergallo en una decisión unánime, en medio de una noche que quedó en la memoria del boxeo nacional. Fue la primera y única pelea de unificación de títulos en la Argentina: Oliveras, campeona del CMB, y Acuña, de la AMB.
La jujeña cayó en el quinto round, tras recibir un golpe en la nuca que tildó de ilegal. “El jurado me robó el combate”, denunció en aquel entonces. Esa disputa deportiva generó distancia entre ambas durante años.

Un reencuentro marcado por el respeto
El tiempo, sin embargo, logró lo que el ring no pudo. La propia Acuña lo explicó:
“Lo que nos separó fue la adversidad del boxeo femenino, lo que nos unió fue haber madurado”.
En una entrevista televisiva, la Tigresa relató cómo vivió la enfermedad y posterior fallecimiento de su colega:
“Estuve en contacto con su hermano hasta el día anterior. Me enteré de la noticia y fue algo terrible”, dijo con pesar.
“Nos deja un vacío enorme”
Acuña rescató la energía, el empuje y el legado de la Locomotora Oliveras, a quien calificó como una luchadora incansable.
“Siempre iba al frente, buscaba que todos vivieran mejor, disfrutaran del presente. Cuánta razón tenía”, expresó emocionada.
Además, destacó el impacto de ambas en el desarrollo del boxeo femenino:
“Logramos que las nuevas generaciones no fueran discriminadas. Fue gracias a nuestra perseverancia”, afirmó.
El legado de una pionera
Aunque no fueron amigas íntimas, Acuña sostuvo que lograron una reconciliación sincera.
“Nos reencontramos en un evento y seguimos fomentando el boxeo como colegas. Me hubiese sentido culpable si no lo hubiésemos logrado”, explicó.
Recordó también a los hijos de Oliveras:
“Los vi de chiquitos, y cuando nos volvimos a encontrar ya eran hombres. Igual que los míos. Nos matamos de risa en aquella charla”, agregó.