El escándalo entre Wanda Nara y Mauro Icardi escaló este viernes al punto de requerir la intervención policial y del SAME en el edificio Chateau Libertador, ubicado en el barrio de Núñez. Tras más de cuatro horas de tensión, se filtró una frase que los efectivos de la Policía le habrían dicho a la conductora como ultimátum: “Entramos ahora. Entregá a las chicas o detenemos”.
El conflicto comenzó a primera hora, cuando el futbolista arribó al lugar acompañado por sus abogadas, entre ellas Elba Marcovecchio, con una orden judicial que le permite pasar tiempo con las hijas que tiene en común con Nara. Icardi ingresó al subsuelo del edificio, mientras afuera se desplegaba un importante operativo de seguridad.
La situación se volvió más delicada cuando, tras largas horas sin que se cumpliera el encuentro ordenado por la Justicia, personal del SAME especializado en salud mental llegó al lugar. También lo hizo el abogado de Wanda, Nicolás Payarola, quien junto a Ana Rosenfeld le recomendó a la empresaria que accediera al pedido judicial.
Desde la cuenta oficial del programa LAM en X (ex Twitter), se difundió la frase que habría marcado un punto de inflexión en la jornada. La Policía, según trascendió, intentaba persuadir a Nara para que no siguiera demorando el cumplimiento de la resolución judicial.
Según fuentes allegadas al caso, Wanda estaría dispuesta a que las niñas se reencontraran con su padre, pero imponiendo condiciones que no fueron aceptadas por la otra parte. Esa postura fue considerada por la Justicia como una posible obstrucción, lo que podría derivar en consecuencias penales. De hecho, especialistas señalaron que la mediática podría enfrentar una pena de hasta un año de prisión en caso de persistir en la negativa a cumplir con el fallo.
A lo largo de la jornada, también se hizo presente una representante del Ministerio Público Tutelar, quien mantuvo un primer diálogo con Wanda en su departamento. Las demoras y la tensión en el edificio alimentaron versiones cruzadas y un clima de fuerte incertidumbre que fue seguido minuto a minuto por la prensa.
Mientras tanto, Mauro Icardi permaneció más de tres horas dentro de la cochera del edificio sin poder concretar el reencuentro con sus hijas. Según el cronista Martín Salwe, el jugador del Galatasaray se mostró calmo, incluso sonriente, aunque los vidrios polarizados de su vehículo impidieron ver su expresión con claridad.
El operativo finalizó con la llegada del SAME y el refuerzo de la presencia policial, en un intento por resolver la situación sin mayores complicaciones. Aunque no trascendió oficialmente si la conductora acató la orden en ese momento, desde su entorno aseguran que la decisión está en manos de sus abogados y que buscarán encauzar el conflicto por vías legales.