Una decisión estructural que sigue sin resolverse
A poco de finalizar el año y con el calendario futbolístico avanzando, Unión continúa sin oficializar al responsable del área deportiva, una figura que será clave en la estructura institucional a partir de la temporada 2026. La demora no es menor: se trata de un rol central para la planificación, ejecución y control del proyecto futbolístico integral.
En este contexto, comenzaron a circular distintos nombres con pasado en la institución, lo que vuelve a poner en primer plano el debate sobre el rumbo que pretende tomar la dirigencia rojiblanca en materia deportiva.
Los perfiles que aparecen en el radar
De acuerdo a versiones surgidas en el entorno dirigencial, la conducción encabezada por Luis Spahn evalúa candidatos con conocimiento interno del club, tanto por su recorrido como futbolistas como por su cercanía con los últimos procesos deportivos.
Entre los apellidos que se mencionan figuran Santiago Zurbriggen, Manuel De Iriondo y Jonathan Bottinelli, todos con experiencias previas en Unión y con antecedentes de trabajo bajo la dirección técnica de Leonardo Madelón. En el caso de Bottinelli, incluso trascendió que habría manifestado interés en asumir el cargo.
Experiencia interna como valor principal
El denominador común de los perfiles analizados es claro: conocen el funcionamiento del club, su cultura y su entorno futbolístico. Para la dirigencia, ese conocimiento previo podría facilitar la adaptación y el diálogo cotidiano con el cuerpo técnico y el plantel profesional.
Esta línea de búsqueda sugiere una preferencia por figuras de confianza y con recorrido en la casa, en lugar de apostar por un perfil externo con experiencia en estructuras deportivas de mayor autonomía.
El debate sobre el verdadero alcance del cargo
Más allá de los nombres propios, el punto central sigue siendo qué tipo de manager quiere Unión. El secretario deportivo está pensado como la máxima autoridad futbolística: responsable del armado del plantel, la política de refuerzos, el control presupuestario y la articulación con las divisiones formativas.
En la práctica, ese esquema todavía no aparece del todo definido. La fuerte incidencia histórica de los entrenadores en las decisiones deportivas abre interrogantes sobre el margen de acción real que tendrá quien asuma el cargo.
Una definición clave para el proyecto 2026
Con la normativa cada vez más cerca de entrar en vigencia y la planificación futura en marcha, Unión necesita avanzar hacia una resolución concreta. La elección no solo marcará una designación individual, sino que también reflejará el modelo de gestión deportiva que el club pretende consolidar.
Por ahora, la balanza parece inclinarse hacia opciones con pasado rojiblanco. Resta saber si esa decisión responderá a una estrategia de largo plazo o a una solución funcional dentro de una estructura ya conocida.

