Río de Janeiro bajo fuego
Río de Janeiro vivió una jornada de extrema violencia tras una operación policial sin precedentes contra el Comando Vermelho, una de las mayores organizaciones criminales de Brasil. La ofensiva dejó al menos 64 muertos y más de 80 detenidos, en un despliegue que involucró a 2.500 efectivos, helicópteros, blindados y drones.
Desde las primeras horas del martes, las fuerzas de seguridad rodearon los complejos de Alemão y Penha, puntos estratégicos en el norte de la ciudad. Las escenas recordaron a un conflicto armado: barricadas incendiadas, disparos cruzados y helicópteros sobrevolando barrios enteros.
El objetivo: capturar a “Doca”, líder del Comando Vermelho
El operativo tenía como principal blanco a Edgar Alves de Andrade, alias “Doca” o “Urso”, considerado jefe regional del Comando Vermelho en el conjunto de favelas de Penha.
Nacido en Paraíba en 1970, acumula más de un centenar de causas judiciales por homicidio, narcotráfico, tortura y asociación criminal, según la Fiscalía. Su captura es prioritaria para las autoridades, que ofrecen una recompensa de 100.000 reales (unos 17.500 dólares) por información que conduzca a su paradero.
El director del observatorio World of Crime, Chris Dalby, explicó que “Doca es uno de los criminales más poderosos de Río de Janeiro y ha sido clave en la expansión del Comando Vermelho hacia otros estados”.
Una operación sin precedentes y con alto costo humano
El gobernador Cláudio Castro calificó la acción como “una guerra” y defendió el operativo afirmando que “Río no puede ser rehén de grupos criminales”.
Sin embargo, organismos de derechos humanos alertaron sobre el uso excesivo de la fuerza y el alto número de víctimas, incluyendo posibles civiles atrapados en el fuego cruzado.
Se incautaron 42 fusiles de alto calibre y una treintena de vehículos fueron destruidos o confiscados.
El despliegue incluyó vehículos de demolición, drones de ataque y vigilancia aérea, elementos poco habituales en acciones urbanas de esta magnitud.
Comando Vermelho: del origen carcelario al control territorial
Fundado en 1979 dentro de una prisión de Río, el Comando Vermelho evolucionó hasta convertirse en una red criminal nacional. Controla territorios, impone normas locales y maneja una estructura descentralizada que combina narcotráfico, extorsión y lavado de dinero.
Según la Fiscalía, el complejo de Penha y Alemão es un punto logístico clave por su cercanía con rutas de distribución de drogas y armas.
El grupo mantiene conflictos con milicias armadas, formadas por expolicías y militares, que disputan el control territorial en distintas zonas del estado.
Impacto social y cuestionamientos
La ofensiva provocó un colapso temporal de servicios en el norte de la ciudad: más de 200.000 personas quedaron afectadas por cortes de transporte, suspensión de clases en 45 escuelas y cierre de comercios.
“La frontera entre combate al crimen y violación de derechos humanos se vuelve difusa en cada operación de este tipo”, advirtieron organizaciones sociales.
Human Rights Watch denunció que en Río existe un patrón de ejecuciones extrajudiciales encubiertas como enfrentamientos, y que la impunidad sigue siendo un problema estructural.
En 2024, unas 700 personas murieron en operaciones policiales en la ciudad, cifra que revela la magnitud del problema.
Un futuro incierto para la seguridad en Río
Expertos coinciden en que sin una estrategia integral que combine seguridad, justicia social y control institucional, las operaciones de alto impacto serán solo soluciones momentáneas.
El desafío, aseguran, es reconstruir el tejido comunitario en las favelas más afectadas, donde el Estado históricamente ha estado ausente.
Mientras tanto, la violencia continúa marcando el pulso de una ciudad atrapada entre la guerra al narcotráfico y las denuncias por abusos policiales.

