En un galpón ubicado en Bulevar Pellegrini 3799, la ciudad guarda un tesoro de trabajo artesanal y dedicación. Allí funciona la Dirección de Construcciones, dependiente de la Secretaría de Gestión Urbana y Ambiente, donde unos 30 trabajadores municipales—entre herreros, carpinteros y albañiles—construyen, restauran y mantienen el mobiliario urbano que forma parte de la vida cotidiana en plazas, plazoletas y espacios verdes.

El taller está dividido entre máquinas que trabajan la madera y herramientas de herrería. Una gran estructura permite elevar troncos de árboles caídos, cuya madera es reutilizada para fabricar juegos infantiles como hamacas, columpios y subibajas. Este enfoque sostenible permite dar una nueva vida a los árboles que el viento o el paso del tiempo derriba.
“Muchas veces los juegos se reparan en la misma plaza, pero cuando están muy deteriorados, se los trae al taller para restaurarlos completamente”, explicó José Moreyra, coordinador de Construcciones. Además, destacó que también se han construido bibliotecas para los Ecopuntos municipales a partir de esta madera reciclada.
Aunque algunos elementos como los bancos requieren madera comprada, el trabajo sigue siendo mayoritariamente artesanal y sostenido por empleados municipales calificados. “Todo lo que hacemos se planifica con un cronograma de tareas que busca cubrir las necesidades de los espacios públicos”, agregó Moreyra.

Jonathan Escalante, herrero con cinco años en el taller, contó con orgullo su rol: “Hacemos desde bancos y cestos hasta portones y estructuras más complejas. Cuando restauramos, desarmamos todo, pintamos las piezas, reemplazamos la madera y lo dejamos como nuevo. Es un trabajo con mucho oficio, hecho con el corazón”.
Lo que se fabrica en este espacio de puertas adentro se traduce en lugares de disfrute para toda la ciudad. Como dijo Escalante, “mucha gente no sabe lo que hay detrás, pero nosotros lo hacemos con pasión. Nos llena de alegría ver nuestro trabajo en las plazas”.