Lo que debía ser una nota de color o buena noticia terminó en la puesta en escena de un conflicto que envuelve denuncias y acusaciones sobre la real propiedad del edificio “fantasma”.
Esta mañana, el Móvil de LT10 veía movimientos en el misterioso edificio que se encuentra en la esquina de calle Suipacha y 9 de Julio. Allí, un hombre que se presentó como uno de los propietarios explicó que se estaba reactivando la obra.
Sin embargo, horas más tarde, Liliana Cosentino, abogada, se comunicó con LT10 y contó que ella compró en una subasta el 50% del edificio.
“El Dr. Horacio Crespo compró la mitad del edificio que remató el banco Suquía a nombre de sus tres hijos, y yo compré el otro 50% que remató la esposa del Chino Volpato” aclaró Cosentino. Además, detalló que durante todo este tiempo han estado “poniendo en orden los papeles, pagando deudas, e hicimos ver el edificio con dos o tres empresas para ver cómo están los cimientos y así retomar las obras, y nos agarró la pandemia”.
Con respecto a las declaraciones de Daniel Bardina, quien dice ser el propietario de siete pisos, un local comercial y unas cocheras, Cosentino asegura que “este señor no tiene nada que ver, y la compra del edificio está inscripta marginalmente que está subastada, comprada y pagada, y todavía tenemos tiempo para hacer la escritura. Poux –el dueño de la empresa que inició la construcción allá por 1994- no tiene nada que ver”.
Por otro lado, explicó que lo que está pasando empezó hace unos tres días, cuando la persona que tiene a su cargo hace más de 10 años la cobertura del cerco de publicidad, que cuelga cartelería y propaganda tanto de políticos como de empresas, le contaron que había un señor en el lugar que se presentaba como el dueño y quería romper los carteles y entrar.
Rápidamente llaman al 911, y como se presentó como el dueño y dijo tener documentos que lo acreditan, los oficiales recomendaron a la abogada a realizar la denuncia correspondiente.
Ante esa situación, el propietario del otro 50% se presentó en la EPE y adjuntó toda la documentación para evitar que colocaran el medidor y dieran electricidad al lugar. Realizaron la denuncia correspondiente, así como también ante las autoridades policiales por daños y usurpación.
Lo cierto es que una noticia que despertaba ilusión por volver a ver movimiento en un edificio que siempre causó misterio en los santafesinos, es en realidad una batalla entre partes producto de una obra inconclusa que lleva así más de 25 años.
El edificio quedó en suspenso en diciembre de 1994 cuando en plena construcción, rompieron el cable of y dejaron por unas tres semanas a media ciudad de Santa Fe y el distrito costero sin electricidad. Desde entonces, se volvió un edificio “fantasma” y el blanco de curiosos y grafiteros.