Una advertencia que preocupa
En medio de la conmoción por los últimos episodios vinculados al narcotráfico en la provincia de Buenos Aires, la Iglesia santafesina puso el tema sobre la mesa. “Hoy vemos que la droga no solo golpea a los barrios marginales, sino que atraviesa todos los ámbitos sociales”, afirmó el padre Adalberto Lobato, responsable de la Pastoral de Adicciones.
Falta de centros de internación
El sacerdote remarcó que no hay suficientes lugares de internación y que los pocos disponibles son privados o confesionales. “He tenido que esperar tres meses para que un chico consiga una cama”, señaló.
El rol de la Iglesia y los voluntarios
Ante esta situación, la Arquidiócesis de Santa Fe impulsa espacios de contención como los grupos del Buen Pastor, que acompañan tanto a las personas con consumo problemático como a sus familias. Los proyectos funcionan sin aportes estatales, sostenidos únicamente con profesionales y voluntarios.
Adicciones más allá de la droga
Lobato advirtió que el problema se amplía: ludopatía, alcoholismo y uso compulsivo de celulares también forman parte de las conductas que requieren acompañamiento. La Pastoral abrió grupos específicos para estas problemáticas, que afectan de manera creciente a jóvenes y adultos.
La ausencia del Estado
Uno de los puntos más críticos es la falta de apoyo gubernamental. Mientras algunas ONG cercanas al poder recibieron fondos millonarios, la Iglesia —con presencia territorial en cada barrio— no percibe recursos para sostener su tarea. “La demanda crece y la respuesta es limitada. El Estado debe asumir el rol que le corresponde”, reclamó el sacerdote.
Un desafío social y cultural
El padre Lobato insistió en que la solución no se limita a la internación, sino que requiere un abordaje integral. La prevención, la educación y el acompañamiento comunitario son ejes fundamentales para enfrentar el avance de las adicciones.