Se trata de dos smartphones iPhone que ahora podrán ser peritados por el equipo de fiscales de San Isidro que investiga las circunstancias de la muerte del “10” el pasado 25 de noviembre en un country.
Un juez autorizó este miércoles la apertura de los dos teléfonos celulares que pertenecían a Diego Armando Maradona y fueron secuestrados en la habitación donde falleció el pasado 25 de noviembre en un country del partido bonaerense de Tigre, informaron fuentes judiciales.
Se trata de dos smartphones iPhone de la marca Apple –uno gris oscuro y el otro negro-, que ahora podrán ser peritados por los fiscales de San Isidro que investigan las circunstancias de la muerte del «10» para analizar su contenido.
La decisión de peritar los teléfonos fue autorizada este miércoles por el juez de Garantías 2 de San Isidro, Orlando Díaz, luego de un pedido que le había elevado el equipo coordinado por el fiscal general de dicho departamento judicial, John Broyad, e integrado por sus adjuntos, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, y por la fiscal de Benavídez, Laura Capra.
En un primer momento, los fiscales prefirieron preservar la intimidad del excapitán de la Selección Argentina campeona del mundo en México ’86 y dejaron secuestrados, ensobrados y sellados los dos teléfonos, pero ahora le explicaron al juez que la diligencia es necesaria «con el objeto de recolectar mayores medidas de prueba», para lo cual necesitan conocer las llamadas entrantes y salientes, la mensajería y los registros de voz.
La herramienta
La herramienta tecnológica que tienen en la Fiscalía General de San Isidro es el UFED (Dispositivo Universal de Extracción Forense, según sus siglas en inglés), un aparato que permite extraer de un celular, una tablet o cualquier otro dispositivo toda la información almacenada de la memoria o de las tarjetas SIM para su análisis forense.
Se trata del mismo sistema con el que lograron extraer toda la información de los cuatro celulares secuestrados a los dos principales imputados de la causa, el neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov.
Ahora se espera que los fiscales fijen una fecha de pericia, la notifiquen a las partes por si quieren participar y que los peritos informáticos puedan desbloquear los dispositivos para bajar la información.
Los testimonios
En tanto, para la tarde del martes fueron citados a declarar a la sede de la Fiscalía General de San Isidro –el búnker elegido por los investigadores para trabajar el expediente-, tres testigos.
La primera citada es Griselda Vanesa Morel, una mujer que, según explicaron las fuentes, es la psicopedagoga de Dieguito Fernando, el hijo menor de Maradona, y supervisaba los encuentros entre padre e hijo en la casa del barrio privado Campos de Roca II, de la localidad bonaerense de Brandsen.
La segunda testigo de la jornada se trata de Romina Milagros Rodríguez, más conocida como la cocinera «Monona», quien ya había declarado en el expediente, estuvo en el momento en el que Maradona falleció y en los últimos días dio una entrevista televisiva.
El tercer y último testigo convocado para este martes es un acompañante terapéutico que tuvo el DT de Gimnasia llamado Carlos Cotar.
Una declaración diferida
Un cuarto testigo cuya declaración quedó diferida para cuando pueda concurrir a la fiscalía es Carlos Álvarez, exdirector del instituto cardiovascular Sacre Coeur de Palermo, cerrado en 2012, donde Maradona fue internado en 2000 luego de la descompensación que sufrió en Punta del Este.
La muerte de Diego
Maradona, la mayor figura de la historia del fútbol mundial, murió a los 60 años el 25 de noviembre de 2020 al mediodía, en una casa que su familia había alquilado en el barrio privado San Andrés, de Tigre, a dos semanas de su externación de la Clínica Olivos, donde había sido sometido a una neurocirugía por un hematoma subdural en el cerebro.
La autopsia determinó que murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».
De acuerdo con los resultados de los estudios toxicológicos realizados, Maradona no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo, aunque sí detectaron psicofármacos.
El foco de la investigación penal está puesto en determinar si la internación domiciliaria era la adecuada para un paciente como Maradona, si hubo mala praxis médica y si la muerte del «10» se pudo haber evitado.
Además de Luque y Cosachov, la causa en la que se investiga un eventual «homicidio culposo», sumó el lunes pasado a otros tres imputados: el psicólogo Carlos Díaz y los enfermeros que lo asistieron en sus últimas horas, Ricardo Omar Almirón, del tuno noche/madrugada, y Gisella Madrid, de la mañana.