El cantante llevaba diez días internado tras un accidente en Florencio Varela.
El cantante Lautaro Coronel, más conocido como El Noba, murió este viernes en el Hospital El Cruce, donde se encontraba internado después del accidente que sufrió con su moto el martes 24 de mayo. El reconocido exponente de la movida “Cumbia 420” tenía 25 años y era padre de una nena.
Coronel estaba en coma, “mecánicamente ventilado”, de acuerdo al último parte que difundió el centro médico de Florencio Varela. Seguía en estado “crítico” y con “pronóstico reservado”.
“Luego de realizar las evaluaciones requeridas para su certificación, lamentamos comunicar el fallecimiento de Lautaro Coronel, quien permaneció internado en la Unidad de Terapia Intensiva de Adultos de nuestra institución, desde el 24 de mayo de 2022. Acompañamos a la familia en estos momentos y en su dolor”, escribió el hospital en un comunicado fechado este viernes a las 13 horas.
Con arraigo en ese municipio del sur del Gran Buenos Aires, el Noba era uno de los animadores de la “Cumbia 420”, un género que recupera los cimientos de la cumbia villera y la fusiona con el empuje del trap y el reggaeton, además de sumarle -desde el nombre y las letras- un guiño a la marihuana. Compartía cartel y era amigo de L-Gante y Perro Primo, pioneros del estilo, todos ellos cercanos a DT.Bilardo, el productor detrás del fenómeno.
Coronel acuñó en las calles de Varela su apodo, un derivado de “No bajo ni con pasta”, en referencia al uso de Clonazepam para mitigar la euforia que provoca el consumo de cocaína. Bajo ese nombre artístico -lo llevaba tatuado en el brazo derecho- cosechó miles de seguidores con sus temas, el más conocido es “Tamo Chelo”, que solo en YouTube lleva más de 18 millones de reproducciones.
De hecho, fue en ese partido que sufrió el accidente que lo hizo ingresar al hospital con politraumatismos y un grave traumatismo de cráneo. Ocurrió en una esquina del barrio Senzabello, cuando conducía a más de 140 kilómetros por hora. Rápidamente recibió la asistencia de numerosos vecinos y del dueño del auto con el que chocó, cómo se vio en las imágenes que se viralizaron minutos después del siniestro.
Las motos eran una de sus pasiones. En redes sociales se retrataba sobre dos ruedas, incluso con maniobras peligrosas. Ya había tenido un incidente en uno de esos vehículos: en febrero fue sorprendido manejando una Yamaha XTZ 250 robada y pasó cuatro días detenido en la Comisaría 1ª de Berazategui.
Apenas horas antes del accidente, en su cuenta de Instagram había expuesto su costado más tierno. Mostró entusiasmado los primeros avances de la edificación de una casa para su hija, de apenas 6 años, en un terreno que acababa de comprar. “Hasta que un día ustedes y la música cambiaron mi vida. Gracias por escucharme, gracias por bancarme. Hoy tengo mi propio terreno, mi casa tan soñada”, había escrito.
Otra bandera fue el fútbol, con un vínculo indeleble con Defensa y Justicia, el club de Varela que desde hace casi una década se codea con los más grandes del fútbol argentino. Llevaba un tatuaje de “La Banda de Varela”, de sus tiempos en el paravalanchas con la barra brava del Halcón, y el 15 de abril de 2021 cumplió un sueño: participó de los festejos oficiales en el estadio Norberto “Tito” Tomaghello por la obtención de la Copa Sudamericana.
El Noba, otra estrella en la era del stream
Coronel trabajó como carretero y albañil antes de su ascendente carrera musical. Lo hacía con vaivenes, al ritmo de su vida. También se desempeñó como pintor y vendedor de pollo frito. Hasta que llegaron la pandemia de coronavirus y, unos días más tarde, la cuarentena.
En pleno encierro profundizó su carácter histriónico y se subió a la ola virtual con transmisiones en vivo en su Instagram. En esa red social hizo circular una grabación casera de su hit “Tamo Chelo”. El tema ya sonaba en las calles de zona sur, empezaba a rodar en Internet. La versión final tiene ahora, a un año de su lanzamiento,18 millones de reproducciones en YouTube y 24 millones en Spotify.
Llevaba al barrio como bandera: “De Florencio Varela es el Noba y te re suena”, era su latiguillo. Hay también menciones a las “clandestinas”, por las reuniones que armaban los más jóvenes, con música y luces, ante la prohibición de las fiestas en la cuarentena, incluso cuando ya se había comenzado a flexibilizar el aislamiento. Al cabo, fue por esa época que su cumbia empezó a sonar cada vez más fuerte.
En la era del ft -el formato de colaboraciones con que creció la “Cumbia 420”, como el trap y el reggaeton- El Noba compartió ritmos pegadizos. Fue con Perro Primo y R Jota que firmó otro de sus hits, “Yendo no, llegando”, una frase que se metió en la lengua popular. También se mostró con otros artistas pujantes de la escena, como La Joaqui y Juan FLP. Siempre bajo la atenta mirada de productores del género, como DT.Bilardo.
Si es Cumbia 420, es L-Gante. Por eso a El Noba se lo suele asociar de manera directa con el joven que salió de General Rodríguez y se instaló hace rato en grandes escenarios, incluso políticos. Aunque aún no registraron juntos ningún tema en las plataformas digitales, los unía el relato de los que se hacen de abajo, en la intimidad del hogar y el barrio y con herramientas caseras: una poética de la autenticidad y de lo artesanal.
Al calor de la cumbia y las apariciones en redes sociales, forjaron una amistad. L-Gante se encontraba en España, de vacaciones, cuando su colega sufrió el accidente en moto. Desde allá les mandó mensajes públicos a El Noba y a su familia. Este martes, apenas después del aterrizaje en Ezeiza, se fue a la puerta del Hospital El Cruce, dónde la mamá de Lautaro paraba en un motorhome.
“Estamos todos haciendo el aguante a Lautaro”, dijo Elián Valenzuela, abrazado a Vanesa. Además, les pidió a sus fans oraciones y mensajes de buena onda para la recuperación de su amigo. “Para lanzar todos los temas que hicimos”, dijo con una sonrisa.
El propio L-Gante había mostrado fragmentos de esas promesas en su cuenta de Instagram. Se lo veía junto a El Noba en un improvisado estudio de grabación, divertidos y cómplices. Además, fue él quien resultó artífice de que su amigo llegara al Lollapaloza: en febrero pasado lo subió al escenario para hacer “Tamo Chelo” en pleno atardecer de sábado, horas antes de que se presentaran Foo Fighters, Babasónicos y Martin Garrix.