Pasaron 904 días. O lo que es lo mismo dos años, cinco meses y 21 días. Desde que Eduardo Rodrigo Domínguez dijo no va más, lo dejó a Colón con estrella y clasificado a la Copa Libertadores, se consumieron seis entrenadores. Se pasó de la noche estrellada de San Juan a la noche oscura en serio. Desde el 4 de junio de 2021 hasta este 25 de noviembre de 2023. Así, apenas 129 semanas y 29 meses, el campeón ciudadano deberá jugar un desempate contra el Gimnasia de Madelón para saber quién se va al descenso.
La supuesta experiencia de Julio César Falcioni, el posible “relojito” sumador del “Huevo” Rondina, la pertenencia de “Chupete” Marini, la idolatría de Marcelo Saralegui, el salto de calidad con “Pipo” Néstor Raúl Gorosito y el volantazo con Israel Damonte. Todo eso junto en “dos años y pico”. En la temporada pasada, la 202, había terminado 25 de 28. En esta actual, la 2023, muchas veces ocupó el último lugar y terminó también ahí abajo con los mismos puntos que el Gimnasia de Madelón, gracias a los goles de Banfield.
Colón saltó a un estadio José Amalfitani de Liniers enfurecido. Y lo hizo con una sorpresa (al menos para los de afuera), que generaba cambio de nombres y cambio de esquema. Adentro un zaguero como Goltz, afuera un todo-campista de manejo como Favio Álvarez. Entonces, línea de cinco para romper las cinco derrotas al hilo en condición de visitante, el gran karma de este equipo en toda la temporada de Primera División.
De movida nomás, cuidados intensivos de los dos lados. Vélez no era un tifón pero Colón lo esperaba demasiado largo con “Wanchope” arriba y el colombiano suelto. Avisó Florentín (casi de cabeza) y Romero. Fue, justamente, el ex sabalero el que inventó un tiro de esquina. Colón, lastimado muchas veces de aire, había sumado a Goltz para, entre otras cosas, evitar eso. Entonces, Vélez no la tiró: la sacaron de la oreja, la limpiaron, llegó el misil y entre rodilla/canilla de Castro fue desvío al gol. En la línea, abajo del travesaño, quedó Delgado habilitando y la pelota entró justo arriba de su cabeza. Apenas iban 15.
No cambió demasiado: Colón no se le fue encima y Vélez ya estaba tranquilo. A los 22 minutos, después de una carambola, donde aguanta “Wanchope”, Perlaza la tiró arriba. Los de Liniers, con poco, complicaban: de un lateral (Gómez) y Castro de lejos. A pesar que Damonte había prometido “no escuchar los otros partidos”, llegó el gol de Unión en Santa Fe. Entonces, la tele mostró a Damonte primero con dos cambios y después con tres. Como Ábila ganó un córner, el platinado entrenador frenó los cambios (en principio, estaban por salir Delgado y Moreyra). En ese stop, llegó el segundo de Vélez: de área a área. Se fueron todos al área de Garzón, el escalonamiento de cobertura defensiva más retroceso fue pésima, manejó la contra Brian Romero con auto-pase largo (dudó en salir lejos) y mucho mejor manejó el pase-gol final con un Colón regalado. Fue, al final, Valentín Gómez el que la empujó a la red sabalera para sellar el 2-0.
En el vestuario, Damonte fue por más: ¡cuatro cambios juntos en la ventana muerta!. A la cancha, Más, Toledo, el paraguayo Cardozo Lucena y Favio Álvarez para buscar el milagro en el barrio de Liniers. Lo mejor, siempre, las ganas solitarias de Botta para pedir, buscar, gambetear y provocar algo (amarilla a Valentín cerca de los diez). Vélez, con el 2-0, la hacía correr. Es más, a los 15, se pudo cerrar todo cuando Florentín hizo temblar el caño de Ibáñez que sólo hizo vista. No pasó casi nada de esa salvada que Claudio Aquino, desde lejos, clavó el 3-0 con sensación mixta de balinazo y falta de reacción del arquero sabalero. Justo cuando desde el banco, Damonte y compañía avisaban del gol de Banfield que mandaba (a pesar del 0-3) a desempate con Gimnasia.
Una arremetida de Ramón Darío, a lo Ábila, sacudió al arquerito de Vélez: rebote “corto” y Toledo rápido para facturar el 1-3. Al toque, de un lateral, peinó Conti, pero entre “Wanchope” y Garcés no la lograron desviar para el 2-3. El mismo descuento, para quedar a uno, estuvo en el más habilidoso (Botta) pero el arquerito de Vélez voló para sacarla por arriba del travesaño. En el final del “tres por uno”, a la salida de un tiro de esquina, Gianetti la sacó casi de la línea. Pareció “el momento” para ir por la hazaña de levantar el 0-3 y sólo alcanzó para achicar a dos la diferencia.
De todos los cambios del platinado, más allá del gol de Toledo, lo de “Kily” Vega fue emocionante en medio de la tormenta. A los 37, más allá que quedó demasiado abierto, una media-vuelta de “Wanchope” con la zurda pudo complicar. En la contra, Romero, ex sabalero, se perdió el cuarto. A esa altura, estaba roto el partido. Colón empujaba y el “Gallego” Méndez enfriaba con los cambios. Claudio Aquino, con cinco goles y tres asistencias en 13 partidos, se fue ovacionado por todo el estadio.
Llegó el segundo de Banfield, nunca llegó el gol de Tigre en Santa Fe y con el 1-3 sellado en Liniers, llegaron las dos mejores noticias de otra salida lamentable con sexta derrota al hilo. Colón, que otra vez volvió de la muerte, tiene una vida más. Y, esta vez, por lo menos, jugará en cancha neutral y con el amor incondicional de su gente un desempate para evitar el descenso.
Fuente: el Litoral