Nunca se debe ser determinante en una primera fecha de un torneo. Las particularidades de la pretemporada influyen y condicionan las puestas en escena iniciales y, además, el mal de ausencias que azota a Newell’s por lesiones y arribos tardíos de algunos refuerzos también conspiran contra un rendimiento que sirva para empezar a medir con un nivel mayor de certezas el potencial de este equipo y sus chances reales de futuro.
Esta versión que está empezando a modelar Gabriel Heinze no puede ser evaluada por el infartante empate 2-2 con Platense, en Vicente López. Ese apresuramiento sería un error,
Sin embargo, sí se puede empezar a tomar como válida referencia de un tránsito que arrancó todavía lejos de esas pretensiones, pero que la ascendencia y la capacidad de timonear del Gringo permite seguir confiando en llegar a ser un equipo que se identifique con el hincha. Y genera una interacción de reciprocidad.
En el arranque del duelo, la lepra no pudo aprovechar la ventaja que consiguió a los 10’, con mucho partido por recorrer. Tuvo un escenario ideal para empaquetar un resultado favorable para Rosario pero nunca se dio cuenta de esa posibilidad.
A los 10’, Panchito Gonzáles sacó rédito de una desatención de la defensa y Ramiro Sordo facturó. Esa ventaja lucía algo exagerada pero premiaba al que generaba más peligro en los instantes iniciales.
Pero Newells nunca se vistió de patrón y no terminó de sepultar las ambiciones del dueño de casa. Platense, por ese hueco percibió dudas, vio que podía comenzar a reconstruir sus chances. La mayoría de ellas por derecha, a través de trepadas de Morgantini y combinaciones con Baldasarra.
En ese ida y vuelta, era el equipo rojinegro el que fue cediendo intensidad, y dejando de generar acciones ofensivas.
En ese escenario, no extrañó que de tanto arrimarse al área leprosa, un mal despeje de cabeza de Ditta, fue capitalizada por Morgantini, ante una inútil estirada de Hoyos. Pareció que el uno leproso pudo hacer mucho más en esa acción.
Así el PT repartió aciertos y errores para dos que se equivocaron mucho en el choque de bajo vuelo. Típico de inicio de torneo.
El complemento volvió a mostrar lo mejor y lo peor de esta versión inicial de Newell’s. Sordo, una de las armas más peligrosas en ofensiva, tuvo la ocasión de poner nuevamente a la lepra en ventaja, pero desperdició un penal.
Pocos minutos después, Platense desniveló, favorecido por un pésimo cálculo de Hoyos. Baldasarra sacó provecho y estableció una ventaja que sorprendió a propios y extraños en Vicente López. Ese 2-1 lucía también extraño y exagerado.
El encuentro ingresó así en un torbellino de emociones, que no reflejaba merecimientos sino intenciones. Y castigaba la gran cantidad de errores que se multiplicaban desde los dos lados. Dos minutos después, Panchito se vistió de héroe accidental y señaló la igualdad, tras un remate de Reasco. Ese marcador arrojaba un poco más de justicia y repartía mejor la recompensa.
El tramo final no pudo mantener esa intensidad y de a poco los dos empezaron a conformarse con el reparto de puntos detrás de un duelo electrizante, que mostró algunos esbozos de los lineamientos que pretende de cara a una temporada exigente y larga que ya largó.
Este Newell’s deberá ser más inteligente para aprovechar condiciones favorables y construir dotes de oficio para manejar este tipo de encuentros. Este empate no apto para cardíacos, muestra el latir de este equipo que tiene que fortalezas que potencial y debilidades que disimular. Su proveso de construcción recién comienza. El crédito está abierto.
Fuente: La Capital