Después de un primer tiempo parejo, una serie de errores de Arboleda fueron determinantes para la derrota de Newell’s ante River por 2 a 0.
Se decía en la previa: si había algún equipo que Newell’s podía elegir para recuperarse del traspié de la segunda fecha, ese no era justamente River. Más allá del envión anímico que generan este tipo de partidos, el millonario hoy (y desde hace rato) está un escalón por encima del resto de los equipos del fútbol argentino. Era un desafío complicado de entrada y quedó en evidencia. La lepra no dejó jugar a su rival de turno en el primer tiempo pero un par de errores de Arboleda derrumbaron todo y terminó en triunfo del conjunto de Gallardo por 2 a 0.
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Newell’s salió a jugarle de igual a igual a River en el inicio. Le plantó cara en el medio y no dejó recibir cómodos a los volantes visitantes, sobre todo a Enzo Pérez, el autor intelectual de la gestación millonaria. Y ese empuje hizo que la lepra se adelantara en el terreno de juego y tuvieras algunas chances para inquietar a Armani. Garro alternó entre extremo y volante, Castro se corría al medio para pedirla y distribuir, y Panchito González volvió a mostrar que el remate de media distancia es una de sus cartas favoritas. A tal punto que llegando al primer cuarto sacó un zapatazo que se hizo tambalear el arco riverplatense.
Distinto a lo que se había visto en La Paternal, la lepra lució más ordenada en defensa en los primeros minutos. Principalmente Ditta y Lema, que estuvieron compenetrados y sin cometer fallos innecesarios como en la última presentación. Arboleda empezó con desatenciones que sacaron a la luz que la comunicación con la zaga no está completamente aceitada. Un presagio de lo que pasaría más adelante.
Newell’s entendió que la forma de neutralizar el circuito del equipo de Gallardo era ensuciarle la salida, presionarlo y con férreos marcajes para incomodar en la recepción. Esta enjundia a la hora de cortar situaciones hizo que por momentos se pasara de rosca y cometiera varias faltas en el primer tiempo. Una derivó en una chance clara que Enzo Fernández casi capitaliza con un cabezazo. En otra, el palo le dijo que no a Santiago Simón. River contó con las más claras pero el trámite fue generalmente parejo.
El complemento fue la debacle. Lo medianamente bueno que había conseguido Newell’s para no dejar jugar al millonario se vino abajo en sólo 45 minutos. Con el ingreso de Quintero se formó una peligrosa sociedad con Barco y River focalizó sus ataques por el sector izquierdo, buscando aprovechar ciertos desajustes en la marca de Armando Méndez, ya que lo mejor del uruguayo se ve de mitad de cancha hacia adelante.
Lo había dicho Pablo Pérez en la semana: “A River no podés regalarle nada porque a la mínima te lo hace pagar”. Y el regalito llegó por un mal despeje de Arboleda, Quintero no perdonó y abrió la cuenta para el 1-0.
Con Vangioni lesionado, Panchito González terminó jugando de lateral izquierdo y pagó cara la inexperiencia en el puesto. Desde allí surgió el segundo gol millonario, flojísima resistencia de Arboleda mediante, que capitalizó Robert Rojas para ponerle punto final a las acciones en el Coloso: 2-0.
A pesar que quedaban algunos minutos, River monopolizó la pelota y Newell’s, casi resignado, apostó a algún pelotazo aislado a Sordo o Juanchón García. Pero el resultado no se iba a trastocar. El doble mazazo caló muy hondo en las aspiraciones de la lepra. Entre errores de Arboleda, lesionados, otros agotados físicamente, la historia estaba sentenciada en favor de la visita. Y otra vez le hicieron precio.