Newell’s fue otra vez una sombra. Una pálida mueca de desorientación. Un esbozo que se desarma ante el primer obstáculo, ante el primer contratiempo. En la visita a Argentinos volvió a exponer una de sus peores caras y la derrota por 3-0 (con goles de Lescano y dos de Herrera) fue un justo castigo a la pobreza de su propuesta y marcó el final del ciclo de su entrenador, Sebastián Méndez. El DT suspendió la conferencia de prensa y se aguarda su renuncia. Si no lo hace, la comisión directiva lo piensa echar.
En el comienzo se estudiaban los dos. En Newell’s, Banega se juntaba a la izquierda de Fernández Cedrés para tratar de tomar las riendas. Miljevic, unos metros más adelante, para intentar comandar las acciones ofensivas. No había sorpresas tácticas. Al menos, en esos primeros pasajes.
La visita trataba de hacerse el patrón del partido, pero no encontraba certeza ni profundidad para lastimar en serio.
Atrás, la cancha mojada le jugaba en contra al equilibrio de la última línea rojinegra. La Lepra proponía, se plantaba con más firmeza, pero carecía de final de jugada. En esos minutos, Banega se mostraba participativo y metido en el encuentro, desde la posición de doble cinco.
A los 15’, se lo perdió Lescano tras un córner. Se fue muy cerca del caño izquierdo de Macagno. La visita mostró fallas en esa pelota parada.
A los 17’, tras una contra rápida, entró por derecha otra vez Lescano y marcó la apertura del marcador. Newell’s vendía muy barata, muy rápido y muy fácil la ventaja. Con un llamativo error de Velázquez, se metía en zona de incertidumbre por su propia impericia.
Esa conquista lo perturbó y expuso su falta de claridad y de recursos para retomar la iniciativa.
A los 26’, Verón exigió a Macagno. Claramente, el gol motivó al dueño de casa. que con muy poco, atrevimiento y velocidad, se animaba y exponía algunas grietas en el fondo rojinegro. Y lucía más cerca de aumentar esa diferencia inicial.
Newell’s era pura levedad, y el desarrollo no encontraba argumentos para exhibir una reacción. A los 36’, el gol de Herrera al ángulo, sorprendió a todos y ponía el tanteador más de cerca de lo que mostraba el trámite.
Newell’s se seguía desdibujando, y los nervios se reflejaban en desfasajes en defensa, que iban quebrando la poca confianza que llevó a La Paternal. Ni siquiera Banega estaba lúcido para aprovechar los tiros libres.
En el arranque del complemento, el Gallego Méndez buscaba un revulsivo con Juanchón García y el pibe Silvetti, por Colo Ramírez y Cardozo, pero igual, en esos momentos, expuso los mismos inconvenientes que en los 45’ iniciales.
A los 50’, Juanchón trató de marcar presencia en el área, pero nada serio. En ese encuadre de intenciones, la Lepra quedaba expuesto todavía más a las contras del Bicho, y caminaba por una peligrosa cornisa, a la merced de un adversario que se envalentonaba al ritmo de la descomposición rojinegra.
Las ataduras de Newell’s eran su peor condicionante y todo lo que trataba transitaba muy lejos del arco rival y de las concreciones.
El Ruso Rodríguez era un espectador privilegiado. A los 67’ , Silvetti remató alto. Muy poco para representar un aporte de valía. Y hasta Banega se contagiaba de la tremenda levedad expresiva que dominó la presentación rojinegra, sin siquiera aprovechar la pelota parada.
Siempre Argentinos era más decidido y peligroso. Por eso no extraño, que a los 30’, Herrera volvió a herir de muerte con la tercera anotación. Los ingresos de Carabajal y del pibe Acuña poco pudieron hacer para revetir una historia que estaba escrita desde mucho antes.
Así, en otro duelo de necesitados, el peor fue Newell’s y recibió el castigo que mereció con otro severo revés que retrasa todos sus procesos y lo entierra cada vez más en un asfixiante pantano de dudas, que hace rato no lo deja pisar firme ni enderezarse, y lo aleja cada vez más de todas las conversaciones importantes.
De lo que ya no quedan dudas es que se terminó el vínculo del Gallego Méndez con Newell’s. El DT decidió no hablar luego del partido. En Newell’s aguardan que presente la renuncia, caso contrario se lo echará.
Fuente: La Capital