El cotejo en Avellaneda se puso interesante de movida porque los dos pensaban más en el arco de enfrente que en el propio, y así primero fue Moyano quien fue exigido por el dueño de casa.
El Tate cumplió un digno papel pero careció de efectividad como en los tiempos del Vasco y se volvió con las manos vacías del Libertadores de América, donde Independiente se quedó exageradamente con todo por el golazo de Brian Martínez.
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El cotejo en Avellaneda se puso interesante de movida porque los dos pensaban más en el arco de enfrente que en el propio, y así primero fue Moyano quien fue exigido por el dueño de casa.
A los 12 minutos presión alta del Tate, recuperó el balón casi dentro del área rival y Márquez exigió a Sosa que salvó el error en la salida del Rojo y lo que parecía gol cantado del 9.
Bien parado Unión volvió a poner en jaque al Rojo con una sensacional media vuelta desde la izquierda de Luna Diale que lamió el palo y siguió su recorrido hacia afuera. Fue tan buena que en la repetición de la TV merecía ser gol.
Avisó Roa de un lado, respondió Nardoni con una arremetida del otro. Los santafesinos se mostraban más férreos en la marca y hasta más tranquilos con la pelota en los pies. Gran despliegue rojiblanco pero le costaba resolver con precisión lo que generaba en ataque.
Se fue desvaneciendo la etapa inicial y se fueron al descanso iguales.
El complemento tuvo mucho que ver con el primer acto. La entrega de los pibes de Unión por encima de las limitaciones de Independiente.
Los Machuca, Roldán, Nardoni le comieron los talones a los contrincantes y Luna Diale intentó darle bien destino al esférico, que no tuvieron buena recepción en Cuqui, quien deja todo en la cancha, menos su aporte goleador que tanto necesita el equipo, como cuando otra vez Sosa le ahogó el grito a los 10.
A los 18 se despertó el local con un disparo de Martínez que exigió a Moyano. Así salió un poco del asedio rojiblanco y emparejó las acciones. Y así se animó Brian Martínez que encaró por izquierda, desairó a Vera y sacó un remate potente y preciso. La clavó en el ángulo y a los 27, el Rojo haciendo poco pasó al frente, en el peor momento de los de Munúa en el cotejo.
A falta de diez minutos para el final el conjunto de Falcioni (no estuvo presente por enfermedad) se quedó con un hombre menos por expulsión de Blanco, que le pegó duro a Nardoni.
Se la jugó el Tate en el final ante un Diablo replegado y llegó con Zenón para Vera y una mala decisión en el cierre de la jugada del lateral dejó a Blandi con ganas de definir.
El final llegó, entre los nervios por aguantar la injusta victoria el anfitrión y la desesperación por lograr el empate los de la Avenida. Un partido que se «moría de empate» fue para Independiente por el golazo de Martínez y por la falta de efectividad de un Unión que volvió a pagar con puntos un descuido.