Hay que cambiarle la letra a Litto Nebbia. No se trata de vivir…hace rato que Unión sólo intenta sobrevivir. Es cierto, para los hinchas allá arriba, en el cemento repleto, que el corazón va a explotar. Porque el equipo no pierde, pero tampoco gana. Entonces, el puntito a puntito es un poco de oxígeno. Siempre y cuando “no ganen los de abajo”. Sólo se trata de sobrevivir, puntito a puntito. A esta altura, es el equipo más “empatero” del fútbol argentino. Esta racha, de diez sin perder, se luce si gana; pero se desinfla si pierde. Por eso es que no vive, se exprime, se vacía, no tiene riqueza ni figuras. Está claro que, como viene la mano, será un parto hasta la fecha final, donde están todos apretados y Unión respira.
La gran duda, en la parte previa a este primaveral cruce con los mendocinos, se instalaba en ese famoso lugar de la zona media del equipo del “Kily”. Es que en el Coloso del Parque, más allá de otros lugares donde había sido superado por Newell’s, Unión había extrañado mucho más de la cuenta la ausencia de Enzo Roldán.
Ese pedacito de menisco, que se había movido de lugar en la rodilla del ex Boca consolidado en el Tate, generaba demasiados daños en el corazón del relojito. Porque en realidad, ninguno de los dos “nuevos” (leáse Banega o Tanda) que llegaron para reforzar esa zona podían aprobar de una el examen del reemplazo. “Probó con los tres binomios, rotando los nombres y armando las duplas”, confiaban los testigos en Casasol. Eso sí, sólo el “Kily” con su staff técnico sabían el porqué de la elección.
El juego con el “Tomba”, cuyo defecto era justamente no ganar de visitante cuando sale de Mendoza (9 fechas sin alegrías hasta llegar al 15 de Abril), implicaba una linda chance de volver a festejar, hacerlo en casa y empezar a ver una luz en modo respiración con el último que está por ahora perdiendo la categoría por puntos. En ese sentido, ganar y sumar de a tres era igual a “seis puntos” arriba del Gimnasia de Madelón. De darse, eran “dos partidos”.
Finalmente, los 90 minutos contra los del “Gato” Oldrá eran casi una mini-despedida del Tate en el 15 de Abril, porque se venían dos juegos seguidos de visitante (Platense y Colón en apenas seis días, la semana que viene). O sea, cuando Unión vuelva a pisar su césped, ya habrá pasado el clásico ciudadano del domingo 1 de octubre, con todo lo que ese cruce número 99 genera en esta comarca: los dos equipos “peleando el descenso” en la ciudad de Garay.
Ese dato de “equipo empatero” en la temporada (15 igualdades en 31 juegos) tenía que romperse en primavera. Los nueve (9) partidos sin conocer la derrota, el muy buen momento de Moyano bajo los caños y el rendimiento de la “línea de cinco” desembocaban en la idea de cerrojo defensivo interesante para los del “Kily”. Había que encontrar, ahora sí, los caminos del gol de mitad para arriba.
Ese primer tiempo, más allá de las ganas iniciales del dueño de casa empujado por el aliento d de su gente, terminó teniendo más tarjetas amarillas que jugadas claras de gol frente a los arcos del “Ruso” y de Moyano. Arrancó activo el Tate y terminó manejando mejor la pelotita el visitante con la genética indudable del “10” (López Muñoz).
Impensadamente, lo más claro se dio cerca del final, con una jugada que si pegaba en el palo y entraba, seguramente terminaba en revisión de VAR, porque Allende pareció sacar ventajas de una posición no válida, giró sobre la marca de Corvalán, la cruzó, se tiró Moyano sin interceptar y el caño bajo dijo no en el arco de La Bomba. A propósito del “Mugre”, casi jugando de regalo (estando amonestado de manera temprana, volvió a cometer falta), había sido clave antes de la media hora: resbalón de Calderón y tapada del “Mugre” con tirada incluida cuando lo estaban por fusilar a Moyano.
Las dos claras del Tate pasaron por la zurda del correntino Kevin Zenón. De entrada, un tiro libre en modo centro, buscó sorprender al “Ruso” con comba en el primer palo, imitando el gol a Independiente en el mismo arco. Después, llegó una foto (demasiado solitaria) de cómo intenta atacar Unión: desborde de Vera por derecha, pelota larga cruzada y volea del “10” que se fue afuera.
El Tate salió más encendido en el complemento, con Zenón más liberado. Apareció Banega por derecha, fue al fondo y la pelota cruzó todo el arco. Le pegó Luna Diale de lejos, salió sucia la bola, dio un rebote increíble el “Ruso” y cuando el “Toro” Morales estaba por gritar el quinto gol con la del Tate, el “1” del Tomba tapó desde el piso.
Esa mejoría no fue suficiente para el “Kily” que, antes del cuarto de hora, buscó renovar el aire en la zona media (Tanda por Banega) y aportar más profundidad en el ataque, al tirar a campo a Nico Orsini en reemplazo de un contrariado Domina que como siempre las corrió a todas. En ese ratito, mientras Unión se acomodaba, el más habilidoso imitó a Diego, apiló, tiró el centro atrás y le perdonaron la vida a Moyano.
Juntaba méritos Unión: entre Mosqueira y Tanda se molestaron de cabeza, en otro mal marcaje visitante. Fundido, Vera dejó su lugar a otro chico del semillero. En la primera mandada, Lisandro Morales sacudió cruzado y llegó.
Con el correr de los minutos, además del cansancio, apareció el miedo al resultado vacío. Hubo una mandada de Corvalán para Unión y un par de remates visitantes a las manos de Moyano. Está claro, desde el amarrete mercado de pases con los refuerzos, que a Unión no le sobra nada. Es más, le faltan muchas cosas que logra disimular metiendo, corriendo, trabando con la cabeza. Se exprime Unión, no hay dudas. Pero para el corazón del hincha, esto no es vida. Todo lo contrario: es ingrato.
Sigue con esa luz de unos poquitos puntos (ahora 4) respecto del que está descendiendo, que es el Gimnasia de Madelón. Es puntito a punto para el Tate, le alcanza para sobrevivir y punto. En realidad, puntito a puntito, lo que anticipa un final dramático en esa zona baja, con dos juegos seguidos de visitante y el clásico en la cancha de Colón. Si fuera truco, “uno por uno” será negocio si no se despierta un Lobo que parece Caperucita.
Fuente: El Litoral