Una encuesta de la consultora “Escenarios” asegura que “los sismógrafos” de la opinión pública parecen “rotos” en el segundo año de la pandemia. El factor de los independientes y los síntomas del envejecimiento de las grandes coaliciones
A casi dos semanas de las PASO, los votantes se dirigirán a las urnas en un contexto de incertidumbre e insatisfacción generalizada. La pandemia modificó las expectativas de la población, con impactos económicos, sanitarios y sociales y en la vida cotidiana. El clima de época empieza a percibirse en las encuestas. La consultora “Escenarios” reveló que el 78% de los consultados está insatisfecho con la situación del país. La mayoría de ellos dan cuenta que del estado de ánimo negativo en el segundo año de la emergencia sanitaria, con “bronca” (29,8%), “cansancio” (28,13%) y “tristeza” (18,5%) encabezando los sentimientos predominante.
El estudio de opinión pública, a cargo de los politólogos Federico Zapata (Universidad de Córdoba-Universidad Torcuato Di Tella) y Pablo Touzón (UBA-UTDT), apuntó que la propagación de coronavirus tuvo como efectos principales un impacto en la economía (39,3%) y en su estado anímico (28,3%), y en menor medida en lo que refiere a relaciones personales (11%) y salud (6%). Solo el 15% indicó que no tuvo ningun tipo de efecto.
Sin embargo, una de las novedades más relevantes del informe está vinculado al ordenamiento político de la última década. “El eje polarización tradicional (kirchnerismo-macrismo) se le superpone un nuevo clivaje, muy poderoso y en crecimiento: ciudadanos-clase política. En otras palabras, la polarización como mecanismo de construcción política se le está volviendo en contra a la clase dirigencial. Es como si el proceso que se abrió en el 2001, a 20 años, retornara para saldar cuentas”, afirmó a Infobae Pablo Touzón.
La muestra, realizada a través de un cuestionario online donde se sondearon 1426 personas en todo el país entre el 13 y 17 de agosto de 2021, expone un análisis de distintas dimensiones, con el fin de indagar sobre la “sociedad que quedó una vez que la ola de tsunami que vivimos comienza a retirarse”.
La perspectiva metodológica entiende a la población argentina no solo como “electores libres” sino que las sociedades se tratan de “poliedros complejos, constituidos de organizaciones, sectores, empresas, sindicatos, grupos de presión, élites corporativas y políticas”. Por eso, el estudio involucra la cosmovisión de las personas sobre esos actores y aspectos de la cultura política que inciden en las políticas públicas, como el rol del Estado y las responsabilidades en torno a la crisis.
En esa línea, uno de los datos salientes del informe es la cantidad de encuestados que le interesaría irse del país. Ante la pregunta sobre esa posibilidad, el 40,64% contestó que se radicaría en el exterior, mientras que el 25,37% “lo evaluaría”.
Solo uno de cada tres (34%) aseguró que permanecería en Argentina.
A contramano de la percepción pública, existe una mayor proporción de personas de entre 41 a 60 años que evalúan con relativa seguridad la opción de radicarse en otro país (54,42%) en comparación a los sub-40, quienes respondieron que el 34,7% “se iría” y el 37,4% “lo evaluaría”.
El grado de insatisfacción con la marcha del país se encuentra en niveles altos
¿Fin de la grieta? El cambio de las ideas políticas
En referencia al grado de satisfacción sobre la marcha general del país, la muestra arrojó que el 55,81% está “muy insatisfecho” y el 22,77% solo “insatisfecho”, es decir, el 78 por ciento. El “principal problema” es encabezado por la inflación (39,78%), la inseguridad (26,67%) y llamativamente aparece en tercer lugar el “gasto público”, con el 16,29% de las preferencias, un fenómeno en sintonía con el ascenso de la prédica de los candidatos libertarios y conservadores. En el total de los problemas mencionados, recién en cuarto lugar figura la “corrupción” y en quinto lugar la pobreza y el desempleo.
En otro apartado, la encuesta aborda las identidades políticas de la población y cómo se percibe la discusión pública en torno a un posible desarrollo a futuro. En una pregunta cerrada sobre tres afirmaciones puntuales sobre las interpretaciones, el 68% se mostró de acuerdo con la frase que “Argentina es un país ideologizado y divido, incapaz de construir acuerdos pensando en el futuro”, antes que “Argentina considerado como un país progresista con importantes avances en derechos” (17,7%). En tercer lugar figura una prédica clásica de sectores de izquierda, anti sistema o del kirchnerismo, donde se señala que Argentina se trataría de “un país conservador, con poderes fácticos que nos impiden avanzar en las transformaciones necesarias” (14,04%).
Por otro lado, las respuestas parecen preanunciar un escenario incierto y no tan polarizado en las próximas elecciones. Los encuestados contestaron cómo se definen políticamente. Curiosamente, el segmento mayoritario es encabezado por aquellos que se catalogan como “independientes” (30,3%), siendo la franja de los sub-40 donde se encolumna la mayor distribución (35,12%). También aparece con una gran presencia la categoría residual “otro” como identidad política, con el 14,18% de las respuestas. Nuevamente, entre los jóvenes de la franja etárea señalada ese guarismo asciende al 18,21 por ciento.
En lo que refiere a las identidades explícitas en torno a la “grieta” entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, la proporción de los polos se reparte de manera similar. Según las respuestas consignadas, esta distribución se reparte entre grupos reconocidos como “peronistas” (20%) “peronista-light” (7%), “cambiemistas” (11,95%) y “cambiemista-light” (16,55%).
Entre todos esos matices, quienes tienen una identidad relativamente definida en torno a las opciones electorales mayoritarias del oficialismo y la oposición alcanzan apenas el 55,5% en la foto de mediados de agosto. El dato cualitativo sobre ambos espectros apuntan a un diagnóstico similar acerca de los horizontes de los dos espacios: el 61,93% considera que el peronismo “está dividido entre diferentes facciones ideológicas, sin visión de futuro”, y en la oposición la mayoría de las respuestas (51,93%) cree que “está dividida”.
Según Federico Zapata, una de las lecturas posibles de esta reconfiguración apunta a que “la tan mentada estabilidad de sistema político podría entrar en riesgo si estas tendencias se profundizan” y la “grieta clásica” (kirchnerismo-macrismo) como ordenamiento “deja de funcionar para contener la conflictividad social”. En esa línea, que haya 30% de los votantes se define como independiente y un 15% define su identidad política por fuera de las dos grandes coaliciones, con mayor preponderancia entre los jóvenes, implica que “hay un envejecimiento de las dos principales coaliciones”.
Ante la pregunta de “cuál de las afirmaciones le parece más importante para que el país recupere la senda de estabilidad y crecimiento”, la mayoría respondió “renovar la dirigencia política” (46,43%) y en menor medida se consideraron otras opciones, como “profundizar las políticas públicas actuales (13,05%) o “modificar el esquema” (13,99%). “Superar la grieta”, en cambio, aparece solo con el 9,52 por ciento. La polarización política entre las plataformas mayoritarias parece salirse del mapa de las preocupaciones.
Por otro lado, los “políticos” ingresan como los principales responsables sobre la situación del país, con el 70,83% de las respuestas de la muestra. Esa percepción es mayor entre los sub-40 (76%) y quienes solo tienen nivel primario completo (80%). La “pandemia” (9,30%) y “los argentinos” (8,97%) le siguen, por lejos, en ese orden de percepciones.
“¿Existe una crisis de élite? Creo ese es el segundo gran emergente del estudio”, analizó Touzón. “La ciudadanía pone en el centro de sus diagnósticos sobre los problemas del país el rol de las élites, aunque con una mirada haciendo foco en la política. Cuando preguntamos por los responsables de los problemas que vive el país, la clase política trepa al 70% muy por encima de las élites sindicales, empresariales, religiosas y sociales”, agregó.
Desde esa perspectiva, el nivel de confianza para resolver los problemas del país alcanza el 33,96% en alusión a la “dirigencia política” y aparecen con mayor grado de confianza los empresarios (53,29%). En tercer lugar están los movimientos sociales (9,77%) y en el último lugar están la Iglesia (2,40%) y los sindicatos (0,58%). Esta percepción favorable a los empresarios es mayor entre los sub-40 (60,57%), mientras que la confianza en la dirigencia política crece progresivamente a medida que avanza la edad, alcanzado el 76,54% entre los mayores de 75 años.
En lo que refiere al campo de las ideas, hay un importante adhesión de aquellos que creen que “el Estado debería tener menor intervención en la economía” (38,56%), en contraste con su polo opuesto, de quienes están en desacuerdo con esa afirmación (32,29%). Sin embargo, a contramano de esa percepción, la mayoría de las personas consultadas “están muy de acuerdo” (34,06%) con que “el Estado reduzca la desigualdad entre ricos y pobres”; que “sea el principal responsable en proveer servicios de salud” (47,93%) como en “proveer educación” (56,67%). Hay, además, un alto grado de desacuerdo (47%) en que estos servicios sean contratados por los ciudadanos en el sector privado.
El panorama de la encuesta se completa con las perspectivas a futuro. El 62,58% de las personas consultadas para la investigación cree que empeorará su situación económica, y apenas un 16,70% considera que mejorará, una tendencia que corroboran la mayoría de los estudios de opinión pública.
Aunque el informe es una aproximación sobre el estado de la opinión pública, los politólogos Zapata y Touzón aseguran que la pandemia de coronavirus abre tanto una “aceleración brutal de tendencias existentes” como “el nacimiento de procesos nuevos e inéditos”. En este escenario, los “sismógrafos parecen rotos” por lo que se debe descartar “cierta comodidad o pereza intelectual” que parece “empeñarse en pensar que todo sigue y seguirá igual”. El 12 de septiembre, cuando se celebren las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) en todo el país, se determinará cuánto de cambio y continuidad tendrá correlato en las urnas.