Funcionarios y responsabilidad pública
Hay personas que asumen un compromiso con el pueblo siendo funcionarios públicos y no se dan cuenta de la responsabilidad que eso representa.
El choque en el centro santafesino
El lunes pasado, a eso de las 4:30 horas, en el centro de la capital santafesina, un móvil policial que estaba recorriendo la ciudad fue chocado en la parte trasera por otro vehículo.
El imputado se llama Nicolás I., de 35 años de edad. Los policías, sorprendidos por el hecho ocurrido, descendieron de su móvil y observaron que en el automóvil que los chocó había un individuo. Cuando le solicitaron la documentación correspondiente, percibieron un vaho fuerte, característico de una persona que ha bebido en demasía.
Amenazas al personal policial
El individuo, al bajarse de su vehículo, inmediatamente se puso agresivo: “Van a perder su trabajo, soy funcionario de Derechos Humanos”, entre otras expresiones muy fuertes y agresivas hacia el personal policial.
Cuando los policías llamaron a un inspector municipal para que hiciera el control de alcoholemia, el individuo —Nicolás I.— se dio a la fuga, pero fue interceptado en calle 1º de Mayo al 1000.
Se secuestraron varios de los elementos que tenía en su poder. El vehículo era un Renault Kardian.
Como dato de color, los policías detectaron tres vasos plásticos de color celeste, amarillo y naranja con la inscripción “Villa Dora, el Templo de la Cumbia”.
Actuación judicial
El hecho ocurrió y fue documentado en un acta redactada por el personal policial, tal como se hace con todas las personas que cometen este tipo de faltas.
El fiscal a cargo de la causa es el Dr. Orio.
Conducta reprochable
Lo lamentable es que un joven funcionario provincial, que según él ocupa un cargo en Derechos Humanos (aunque otros dicen que en Deportes), aparentemente iba alcoholizado en la madrugada del lunes, después de haber asistido al Templo de la Cumbia.
Por supuesto, puede divertirse —es joven—, pero nunca debe conducir ebrio si realmente lo estaba.
Tampoco puede amenazar a funcionarios policiales cuando ellos están cumpliendo con sus funciones.
Ojalá que Nicolás I., de un apellido muy conocido en el radicalismo santafesino, reciba el mensaje de que está muy mal lo que hizo.
Y menos mal que no sucedió una tragedia.
CFIN

