Apple realizó su lanzamiento más importante del año pero, una vez más, dejó a los fanáticos y a los expertos con gusto a poco. ¿Hay lugar para más innovación?
Desde el nacimiento del iPhone en 2007, una auténtica revolución en la industria móvil, Apple lanzó todos los años un nuevo modelo: mejorado, más rápido, más potente. ¿Y más novedoso? No tanto.
Durante mucho tiempo la compañía apostó por una fórmula que parecía sencilla: un año se lanzaba un nuevo número -3G, 4, 5 o 6- y al año siguiente una actualización, una versión mejorada y más veloz, con el agregado de la S después del número.
Para conmemorar el décimo aniversario del celular, en 2017 Apple lanzó junto al iPhone 8 el iPhone X, el primero en incluir el “notch”, la marca en la parte superior de la pantalla donde está la cámara frontal.
Pero este año, en lugar de una versión iPhone 12, la compañía decidió no hacer caso a supersticiones y lanzó modelos con el número 13.
Sin sorpresas
Las presentaciones de los celulares perdieron su “factor wow”, la emoción de conocer de primera mano un producto, a manos de la industria marketinera de las filtraciones: pocas veces hay anuncios que no aparecieron previamente en las redes, tanto por supuestos “accidentes” de las empresas como por expertos en la materia que, literalmente, se hacen conocidos por el contenido que anticipan.
Incluso en los últimos años, con tecnologías más disruptivas como las pantallas flexibles y los celulares plegables, las propias compañías fueron adelantando la tendencia años antes. Previo a los lanzamientos diversas filtraciones evitaron que equipos como la serie Z de Samsung o el Razr de 2020 de Motorola sorprendan.
En el caso particular de los iPhone, hasta hace algunos años, el sistema era más claro y lograba mantener estructurados a sus seguidores. Primero salía una versión con cambios, modificaciones e innovaciones, con un nuevo número. Y al otro año la compañía lanzaba la versión S, más pulida, más veloz, y con menos problemas. Una para los “early adopters”, los que buscan estar a la vanguardia de la tecnología, y otra para los que buscan un producto más confiable y robusto.
Esto, sin dudas, no debía ser bueno para las ventas: la gente solía cambiar el teléfono cada dos años, buscando un salto cualitativo, evitando hacer una inversión para un equipo que no ofrecía notables diferencias anualmente.
Ahora, aunque le duela a Steve Jobs, la prioridad no parece ser innovar o lanzar un dispositivo disruptivo. El calendario se rige por los objetivos de ventas y cada septiembre, con más o menos novedades, hay que lanzar nuevos productos.
La competencia, además, no para de crecer en ventas, ofreciendo productos con calidad similar a un menor costo. Ya en octubre de 2020, Apple quedó relegada al cuarto lugar en el ranking de market share de celulares a nivel global, detrás de la coreana Samsung y las chinas Huawei y Xiaomi.
La innovación de Apple también fue reemplazada por la persecución: los iPhone tienen que correr de atrás a sus rivales para sumar características -como la triple cámara o mayor frecuencia en las pantallas- que los equipos de otras compañía incorporaron previamente.
En 2019 lo explicó The Wall Street Journal, en un artículo en que hablaba de las probables tres cámaras en los iPhone para “alcanzar” a sus rivales. Atsushi Osanai, profesor de la Universidad Waseda, en Tokio, le dijo en esa oportunidad al medio que la falla está en que Apple busque copiar a otras marcas características que al consumidor no le importan demasiado.
“Lo que queremos de Apple es algo que nos emocione, incluso inconscientemente, digamos, un diseño realmente hermoso y sofisticado al que no podamos resistirnos. Reforzar el valor funcional, como expandir las funciones de la cámara, no es atractivo porque todos los demás están haciendo exactamente lo mismo”, reflexionó.
Este año, siguiendo la tendencia, la agencia de noticias Associated Press habló del nuevo iPhone y lo describió como “similar al anterior pero con más memoria” para después agregar que tiene “otras mejoras modestas respecto a la edición del año pasado”. Lo mismo que antes, pero un poco mejor.
“Es una actualización progresiva’’, afirmó Tuong Nguyen, analista de Gartner. “Algunas de las nuevas funciones son impresionantes, pero la mayoría de ellas pasan desapercibidas o no son prácticas para la mayoría de los usuarios’’.
Así son los iPhone 13
El martes, en una nueva presentación virtual, Tim Cook, el CEO de Apple, presentó los nuevos iPhone 13, iPhone 13 Pro y iPhone 13 mini. El único que falta en la foto de abajo es el iPhone 13 Pro Max, el más grande, cuyo valor arranca en los 1.100 dólares.
El modelo más potente es el Pro, que incluye una cámara con tres lentes, contra los dos que tienen el iPhone 13 y el 13 mini. Los tres lentes, Ultra Wide, Telephoto y Wide, tienen modo nocturno y entre todos ofrecen un zoom óptico de 6X. El macro además permite sacar fotos a una distancia de 2 centímetros. Y la cámara también permite una configuración de la tecnología HDR, para configurar diferentes perfiles de fotografías.
El iPhone 13 Pro también incluye mejoras en la batería, en el procesador y en el GPU. También el display recibió una esperada mejora, para incluir una frecuencia de actualización adaptativa de 120 Hz, ideal para los videojuegos. También se puede bajar hasta 10HZ, para que consuma menos energía.
Si comparamos al iPhone 13 Pro con el iPhone 12 Pro ¿Hay grandes diferencias? El diseño es casi calcado, las características principales también. Las mejoras son más internas, como el procesador -cambia el A14 Bionic por el A15-, la duración de la batería y algunas novedades para las cámaras, como el “modo cinemático”, que permite “seguir” al objetivo, ideal para las grabaciones en modo selfie o las videollamadas.
iPhone 13 y 13 mini: diferencias de precio y tamaño
En lo único en que se diferencian el modelo más básico de la última generación de iPhone y el iPhone 13 mini es en el precio y el tamaño de la pantalla. Mientras el precio del iPhone 13 de 128 GB comienza en US$799, el iPhone 13 mini con la misma capacidad de almacenamiento saldrá a la venta por un precio de US$699.
Las características entre ambos modelos son muy similares, salvo el tamaño de la pantalla: el iPhone 13 tiene una pantalla de 6.1 pulgadas, a diferencia de la del 13 mini que es de 5.4 pulgadas. En ambos dispositivos se destacan los dos lentes que ahora están ubicados en diagonal.
Nueva cámara de 12 MP Ultrawide, estabilizador de imagen (se estima que por eso las cámaras están en diagonal) y foco en poder obtener mejores fotos en condiciones de poca luz. Prometen 50% de mejora en la iluminación.
También tienen el nuevo modo “cinemático”, que cambia el foco, estabiliza la imagen y mejora la experiencia de video en general.
Es resistente al agua y tiene un look nuevo que incluye cinco nuevos colores.
La pantalla está cubierta por un material similar a la cerámica, para ser resistente a golpes.
En el frente, la cámara ofrece Face ID, el detector de rostro de Apple para desbloquear el celular.
Al igual que el iPhone 13 Pro tendrá un chip A15 Bionic, con procesador de seis núcleos. Prometen que es hasta 50% más rápido que los de sus competidores.