Libero Milone: del auditor papal a denunciante solitario
“Me expulsaron por hacer mi trabajo”, sostiene Libero Milone, el primer revisor general del Vaticano designado por el Papa Francisco en 2015. Su rol: inspeccionar las finanzas de la Santa Sede. Pero apenas dos años después, fue obligado a renunciar tras descubrir supuestas anomalías contables.
La reciente negativa de la Corte de Apelación del Vaticano a aceptar su demanda por despido injustificado reavivó su causa. Milone apunta ahora a obtener una audiencia con el Papa León XIV —quien sucedió a Francisco— como último recurso.
“A Francisco también le ocultaron la verdad”
En una reunión con periodistas en Roma, Milone afirmó que en el Vaticano “hay un pequeño grupo que sigue operando con fines personales” y que logró bloquear sus investigaciones internas.
“Quiero que el Papa conozca los hechos. Como a Francisco le ocultaron cosas, ahora me temo que ocurra lo mismo”, sostuvo.
El auditor aseguró que sufrió intervenciones ilegales, como la irrupción en su oficina y la violación de su equipo de trabajo.
Denuncias de corrupción y resistencia interna
Durante su breve gestión, Milone trabajó codo a codo con el cardenal George Pell, el primer prefecto de la Secretaría para la Economía. Ambos enfrentaron fuertes resistencias de la “vieja guardia”, un presunto núcleo de poder que operaba en las sombras.
Según Milone, las investigaciones detectaron fondos ocultos en el exterior, inversiones opacas en Londres y mecanismos contables que encubrían movimientos irregulares. Asegura haber elevado al menos 15 informes formales, sin respuesta.
“Hay una cultura deliberada de desorganización. Nunca vi nada igual, ni siquiera en empresas globales”, remarcó.
Fallos judiciales, pruebas omitidas y reclamo al Papa
La Justicia vaticana desestimó dos veces la demanda de Milone alegando que debía demandar a personas individuales y no a la Secretaría de Estado. Su abogado, Giovanni Merla, denunció que durante el proceso se les impidió presentar testigos y documentación clave.
“Nos negaron el derecho a la defensa. Esto no puede pasar en un Estado que se basa en valores evangélicos”, criticó el letrado.
Ahora, el equipo legal de Milone solicitará por última vez una revisión en la Corte de Casación. Sin embargo, ya no confían en obtener una sentencia justa.
Último recurso: audiencia con el Papa León XIV
Milone apela directamente al pontífice: “Hay una disposición legal que le permite intervenir y nombrar un árbitro externo”, recordó. Asegura que su intención no es solo reparar su honor, sino ayudar a la Iglesia a desterrar prácticas corruptas.
Reveló que intentó resolver el conflicto de manera extrajudicial con el cardenal Pietro Parolin en más de quince reuniones, sin éxito.
“Lo único que busco es justicia y que el Papa conozca la verdad. Esa es mi última esperanza”, concluyó.
Con información de La Nación