Esta semana se intensificarán las conversaciones del equipo económico y el staff del FMI para renegociar las metas del acuerdo y definir un nuevo cronograma de desembolsos del organismo. Pero los tiempos se dilatan y ahora se trabaja para llegar con una propuesta para que sea tratada por el directorio recién el 7 de julio.
A esta altura ya es un hecho que el Gobierno no tendrá los recursos que necesita para hacer frente a los próximos pagos al organismo, que deberían realizarse el 21 y 22 de junio, por un monto total de USD 2.800 millones.
Parte del equipo económico partirá en los próximos días a Washington para acelerar las negociaciones con los técnicos del FMI. Sergio Massa lo haría en la semana del 20 de junio para continuar las discusiones con la cúpula del organismo y llegar a un acuerdo.
El adelanto de desembolsos es la cuestión que desvela hoy al ministro de Economía por una razón evidente: como máximo en un par de meses el Central se quedaría sin reservas líquidas para seguir interviniendo en el mercado. Por lo tanto, es imprescindible que el FMI desembolse en forma más acelerada respecto a lo originalmente pactado. Así el Gobierno podría no solo hacer frente a los vencimientos con el propio organismo, sino además preservar “poder de fuego” para evitar que no se dispare el dólar y no aumente la brecha.
Alarmas
La última semana se volvieron a encender las alarmas en relación al mercado cambiario. El Central terminó toda la semana con saldo negativo de USD 228 millones por su intervención, además de los USD 150 millones que entregó a la provincia de Córdoba para hacer frente al vencimiento de un bono en dólares.
Con una actividad económica que todavía resiste, el nivel de reservas sigue siendo lo más acuciante para los próximos meses. Esta semana el Central terminó con ventas todos los días y destinó USD 228 millones para mantener al dólar oficial bajo control
El panorama luce complejo hacia adelante, tras la finalización del dólar soja 3 y el escaso volumen exportado por efecto de la sequía. Esta escasez de divisas coincide además con la histórica presión dolarizadora de los períodos preelectorales. Por lo tanto, para Massa resulta imprescindible contar con más dólares frescos para abastecer al mercado.
Claro que el FMI ya se quemó muchas veces con la Argentina, lo que vuelve todavía más difícil alcanzar un entendimiento. Básicamente, los técnicos no quieren firmar otro cheque en blanco a favor de un Gobierno al que le quedan pocos meses en el poder. Por eso, la decisión sobre un adelanto de desembolsos (por una suma que podría llegar hasta los USD 10.800 millones) quedaría para el directorio del FMI.
Postura clave
Allí será clave la postura de los Estados Unidos, que también estaría dispuesto a ayudar para que Argentina no vuelva a entrar en default, pero tampoco se vería con buenos ojos realizar el adelanto millonario de desembolsos. El peligro es que en los últimos meses de gestión, el Gobierno se rife los recursos que entregará al Fondo con un objetivo efímero: mantener el atraso cambiario, cuando todo el mundo sabe que tarde o temprano habrá que unificar el mercado y sincerar el valor del dólar oficial.
Los técnicos del FMI ya se quemaron demasiadas veces con la Argentina y tienen dudas de dar el visto bueno para acelerar el programa de desembolsos, tan cerca de las elecciones. Massa insiste, con el argumento del millonario agujero que está dejando la histórica sequía que azotó al país
Massa confía en convencer al organismo para recibir dólares por adelantado. Su argumento de fondo es convincente y tiene que ver con el gran impacto negativo provocado por la sequía. Según las estimaciones del Gobierno, se habrían perdido USD 25.000 millones en relación a la cosecha del año pasado. Pero además, el impacto se está sintiendo fuertemente en los números de la recaudación y el déficit primario, que este año llegaría al 3,5%, muy por encima del 1,9% previsto inicialmente. La menor acumulación de reservas y el incremento del rojo fiscal quedarían plasmados en el nuevo acuerdo.
Mas allá del “efecto sequía”, Massa lleva para mostrarle al FMI algunos datos que considera positivos o que por lo menos reflejan que los esfuerzos para evitar desbordes están dando sus frutos. Por lo pronto, la inflación de mayo no solo no llegó a los dos dígitos, como vaticinaron muchos analistas, sino que se habría ubicado abajo del 9%. Incluso podría ocurrir que termine por debajo del 8,4% de abril. La primera semana de junio también está mostrando una mayor desaceleración de precios, aunque una mayor disminución de la inflación depende de que el dólar no se dispare a lo largo del mes.
Sorpresa positiva
La actividad económica también viene sorprendiendo con resultados mejores a los esperados. Los niveles de consumo se mantienen en alza, aunque muestran una desaceleración respecto al año pasado. El relanzamiento del Ahora 12, con menores tasas de interés, también está impactando positivamente: la suba interanual en términos reales se ubica en 24%.El ministerio de Trabajo informó que en marzo se sumaron 14.000 empleos formales a la economía, llegando a 6,3 millones. “La cifra -remarcó el economista Fernando Marull- superó el pico que se había alcanzado en abril de 2018″. La economía tiene un problema mucho más agudo de salarios bajos (con una perdida superior al 35% de poder adquisitivo en los últimos seis años) que de empleo.
El empleo privado formal crece y tocó el nivel máximo desde 2018, superando los 6,3 millones de puestos de trabajo. El problema más acuciante que enfrenta la economía no es tanto la falta de trabajo como el bajo nivel de ingresos, tras una dura caída que en promedio se ubica en 35% en los últimos seis años
La euforia de los activos argentinos demuestra que los inversores por ahora se mantienen al margen de la gran cantidad de desafíos que enfrenta la economía argentina, pero que tampoco recogen la elevada incertidumbre política, a dos semanas del cierre de listas.
Las acciones líderes acumulan una suba de 90% en lo que va del año, prácticamente el doble de la suba del dólar en lo que va de 2023.
Esta suba se da en el marco de una fuerte recuperación de Wall Street y especialmente de las acciones tecnológicas. También se beneficiaron los emergentes, en el marco de un mayor apetito por apuestas de riesgo.Claro que a medida que se acerquen las PASO, la política tendrá un impacto cada vez mayor en los activos, con el derrumbe de agosto 2019 todavía fresco. En aquella oportunidad, la contundente victoria de Alberto Fernández en las primarias dejó en claro el regreso del kirchnerismo al poder.
En esta oportunidad, las expectativas también apuntan a un cambio de ciclo político. Sin embargo, la consolidación de este escenario quizás no ocurra en agosto, sino que habría que esperar las elecciones presidenciales, a fines de octubre.
Fuente: Infobae