Mientras los grandes duermen, Unión está más despierto que nunca y metió un triunfazo para meterse arriba: podio para el Tate de Munúa con un partido menos (el suspendido contra Talleres). Adentro y afuera de la cancha, el final fue a toda orquesta. Un propio carnaval en invierno, a contramano de lo que marca el almanaque. Pero el que está de fiesta, la arma cuando quiere y como quiere. Y Unión armó un fiestón, con gargantas al límite, celulares de cotillón y un griterío interminable en un 15 de Abril que reventó de tatengues.
La capacidad de gol y las ganas de este equipo son las figuras de un equipo que no tiene figuras. En verdad, la figura es el equipo. Que nunca se dio por vencido, que lo fue a buscar, lo dio vuelta de una manera guerrera, clavó el 2-1 y se prender como nunca para pelear ahí arriba, donde están los otros por fuera del G5 de los grandes: tucumanos y el «Lobo» de Pipo. Además, a la hora de hacer las cuentas hay que apuntar el partido pendiente.
En la parte previa, claramente, había actores con roles bie definidos. Por un lado, en el medio de algunas bajas importantes por molestias físicas de arrastre (por caso, Federico Vera y Jonatan Álvez, a priori siempre titulares), Unión con ese deseo de salir a la cancha para ganar y mezclarse arriba, incluso sabiendo que le sigue quedando un partido menos. Por el otro, Vélez, con el cuerpo, la mente, el alma y los titulares ya metidos en lo que será en Córdoba la revancha contra Talleres para soñar con llegar a las semifinales de la Copa Libertadores.
En consecuencia, dentro de esa seguidilla de lesiones (además de Vera y Álvez, también siguen afuera Gallegos, Juárez y Aguero), Gustavo Munúa ponía lo mejor. Enfrente, el «Cacique» Alexander Medina no hacía pisar el 15 de Abril a ninguno de los once titulares que arrancaron en Liniers el duelo copero y lo dejaron 3-2 para el desquite en el Kempes.
Lo otro a resolver, en la previa, era cómo estaba Unión después del increíble accidente a metros de Casasol que lo obligó a suspender el partido del fin de semana pasado contra Talleres en Córdoba. Más allá de las especulaciones (algunos piensan que vino bien no jugar por la cantidad de bajas; otros afirman que no porque cuando se reprograme la «T» pondría a sus titulares y no suplentes), era conocer los impactos del parate en todo sentido para el mundo tatengue.
El partido, que arrancó con Vélez golpeando desde una jugada polémica (en el inicio todo Unión pidió mano, nadie volvió, Portillo cortó con falta de amarilla y de ahí nació el 1-0), siempre fue electrizante. Porque Vélez, con la experiencia de Burián y Godín, no se achicaba en el palo y palo. Sin dudas, Unión sintió el golpe del gol de Florentín con fórmula infalible de «dos cabezazos en el área terminan en…».
Las mejores fotos de Unión vs. Vélez
Si Unión no se fue tablas al descanso fue por culpa de Burián: el ex Colón armó dos tapadas en el final de la etapa; primero a Peralta Bauer y después a Castrillón.
En el complemento, después que Munúa lo sacara a Portillo que estaba «en Capilla», hubo un punto de quiebre total en el partido: se durmió Calderón, se fue al gol Osorio, salió apurado Mele y si bien lo molestó Polenta, el chico la tiró afuera con el arco vacío.
Unión crecía con las mandadas de Esquivel, la movilidad de Roldán y las ganas de todos. Se disfrazó Polenta de Cañete, se la puso como con la mano a Castrillón y el colombiano calentó café en el 15 de Abril.
Lo fue a buscar Unión con una multitud que no paraba de gritar. Los pies de Mele, que anduvieron flojos, iniciaron todo: pelotazo largo, peinadita de Luna (Diale) y todo el Sol para Junior Osvaldo Marabel, bautismo con gol para el paraguayo, ex Capiatá y 12 de Octubre. Penal a la carrera, tranco largo y fusil. En el arco de la Redonda, negocio redondo.
Ganó Unión, inventó el carnaval en invierno y se prende arriba con un partido menos. Mientras los grandes duermen, Unión sueña en Santa Fe. Le sobran ganas y le sobra gol. No hay una figura, el equipo es la figura. Si hasta acá se hablaba de los tucumanos como sorpresa y se aplaudía al Gimnasia de «Pipo», hay que anotarlo a Unión. Mientras sus miles de hinchas hacen mucho ruido, reventando las tribunas del 15 de Abril, el Unión de Munúa hace todo en silencio.
Fuente: El Litoral