El Canalla no supo cuidar la ventaja tras el gol del pibe Véliz y se volvió sin nada de su excursión a Parque de los Patricios, donde el Globo se lo terminó dando vuelta con sendos penales en el segundo tiempo
Otra vez sin nada. Central volvió a ser pura bronca y decepción. Sin ideas y sin una pizca amor propio, fue de más a menos y perdió un partido insólito en su excursión a Parque de los Patricios, donde un voluntarioso y aguerrido Huracán le dio vuelta un encuentro que el Canalla arrancó ganando de casualidad y jamás supo cómo defender.
No mostró nada muy diferente a lo que venía exhibiendo Central, que sigue paseando su pésimo presente por las distintas canchas del fútbol argentino. Sin dinámica ni ideas precisas de lo que hay que hacer, el elenco de Arroyito depende pura y exclusivamente de alguna jugada asilada para lastimar. Anoche hizo una y la mandó a guardar.
Pero la experiencia de Benítez en ese gran pase filtrado al pibe Véliz y la mejor definición del delantero (NdR: primer gol en Primera División) no fue suficiente para maquillar un rendimiento que hace meses es paupérrimo. Quedó demostrado en la hora que siguió de juego, en la cual el Canalla apenas si logró dar dos o tres pases seguidos, incluso cuando ya jugaba con un hombre más por la sonsa expulsión de Fattori.
Pero ni con superioridad numérica supo Central llegar con peligro al área de Huracán, que obligado a ganar para seguir con chances de meterse en la próxima instancia, se lo terminó llevando puesto con más enjundia que ideas. Merecidísimo. Porque nunca se rindió ni dejó de atacar, incluso tras el gol de Véliz: el Globo dictó siempre el ritmo del partido y los penales (tanto la mano de Benítez como la infantil falta de Velázquez) fueron consecuencia del asedio constante al arco de Gaspar Servio.
Desesperado, Leandro Somoza buscó respuestas en el banco y mandó a la cancha a Vecchio, aunque el ex capitán, con la misma pachorra y barriga de siempre, poco pudo hacer, así como tampoco Walter Montoya, Milton Caraglio y hasta Franco Frías, el gran artillero de la reserva que apenas entró demostró todo su olfato goleador y marcó un tanto que fue bien anulado por posición adelantada.
Mucho más no hizo Central, que tras la victoria del sábado de Lanús sobre Independiente quedó como el peor equipo de su zona. Y nadie podría dudar que ahí es donde merece estar.