Fue una bocanada de aire grande para Newell’s. Para respirar algo más aliviado. Para sentirse con fuerzas para seguir peleando, después de un pronóstico que ponía en duda el futuro, del equipo y hasta del propio entrenador Gabriel Heinze. Demasiada fue la angustia con la que llegó a este compromiso que por eso reconforta tanto el contundente 3 a 0 sobre San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. Una conquista posible desde la entrega y el esfuerzo, algunas pinceladas de fútbol, en especial de Cristian Ferreira, quien esta vez cumplió lo que se espera de él, anotando dos de los tres goles de la tarde.
Las tres caídas seguidas, entre ellas la del clásico, y los cinco partidos sin ganar llevaron a Newell’s a una situación angustiante. Y en el peor momento, el conjunto rojinegro puso la cara, goleó al ciclón, vuelve a dar pelea para el ingreso a los playoff y hasta suma para la tabla general, esa de la que está lejos del fondo donde se define un descenso, pero no tanto.
El desenlace no se presagió en un principio, si bien hasta los 20’ de la primera etapa, la película se repetía. Newell’s la traía hasta tres cuartos de cancha, con San Lorenzo replegado, pero siempre se equivocaba. O fallaba el último toque o erraba en una acción individual tratando de buscar el desborde. Las imprecisiones fueron moneda corriente. La lepra igual insinuaba algo más, a raíz de la intención de ir al frente.
El partido se jugó con bastante nerviosismo y muy poco fútbol. Y la diferencia la hizo la lepra en esa única jugada que consiguió elaborar en el primer tiempo. Y con qué final, nada menos que con el gol. Sforza metió el centro al área azulgrana, Martino la peinó y Ferreira, llamativamente sin marcas, la controló sin problemas y la tocó abajo para meterla a la derecha de Batalla.
Con Newell’s arriba en el marcador, el desarrollo se hizo friccionado, interrumpido por las faltas, con protestas constantes y discusiones que le valieron la roja al DT Rubén Insúa y al ayudante de campo rojinegro Mariano Toedtli, además de algunas tarjetas amarillas. En ese contexto, la visita se plantó y lo luchó. No es que se haya resignado a jugar, pero la entrega fue la principal arista del equipo de Heinze.
El nacimiento del segundo tiempo le deparó un susto al elenco rojinegro. Velázquez la perdió en la salida y el ciclón avanzó rápido con superioridad numérica. Ramírez quedó frente a Hoyos y metió el centro para que la empuje al gol un compañero. Pero Martino alcanzó a cerrar justo.
San Lorenzo seguía entregando una pálida imagen, la de un equipo que no daba seguridad atrás y era livianito adelante. Newell’s, ordenado y aplicado, estaba mejor plantado, como si estuviese esperando la ocasión para liquidarlo. Y así lo hizo. Sordo, que había ingresado por el lesionado Schor, fue hasta el fondo y tiró el centro atrás. Recalde, inteligente, la dejó pasar y Ferreira la colocó con justeza desde afuera del área. Golazo.
El 2 a 0 le puso punto final al partido. Newell’s jugó con comodidad frente a un San Lorenzo que estaba entregado. La lepra la movía de un lado a otro. Ferreira encabezaba cada avance, Sordo corría por la banda. Martino trepaba por el otro costado. Si el ciclón la recuperaba y se acercaba un poco, Velázquez era impasable.
El local era un cúmulo de desaciertos. En una mala salida se la regalaron a Recalde, el paraguayo se la dio a Sordo y éste toco abajo para anotar el tercero. A esa altura, Newell’s cambió la línea de cuatro con la que empezó defendiendo por una de tres, a partir del ingreso de Mansilla por Aguirre.
La modificación táctica no varió en nada el desarrollo. Newell’s se sentía ganador y así jugaba ante un San Lorenzo que estaba liquidado. El 3 a 0 se mantuvo y la lepra entonces sí respiró aliviada, aunque esto sigue. Pero para qué anticiparse. Hoy hay que desahogarse.
Fuente: La Capital