Shock en la sala:
Mariano Orlando Vivas, policía que actuó en la causa, aseguró Máximo Thomsen manifestó que la zapatilla ensangrentada incautada en el allanamiento -y que luego se comprobó que le correspondía- pertenecía a Pablo Ventura.
El fiscal Juan Manuel Dávila le preguntó al testigo si mientras realizaban el allanamiento se involucró a alguna persona ajena a las que estaban allí. “Uno de ellos manifiesta que a Pablo Ventura”, dijo Vivas. “¿Sabe quién lo dijo?”, quiso saber el funcionario.
“Sí. Thomsen”, respondió.
Este dato no es parte del expediente, no figura en la elevación a juicio y la familia Ventura o los fiscales jamás lo supieron. Ahora, frente al tribunal de juicio, un testigo de primera mano revela la jugada más cobarde de los rugbiers tras el presunto asesinato de Pablo. Una fuente clave del caso había asegurado a este medio que varios de los imputados habían mencionado a Ventura, que fue uno en particular que actuó como portavoz de esta versión. Su nombre había eludido a la historia, hasta ahora.
Tomei preguntó al testigo por qué el nombre de Thomsen no figura en el acta, “No lo pusimos porque son unas manifestaciones que la fiscalía nos dijo que no pongamos”, aseveró.
Pintos, el segundo testigo de la quinta jornada. detalló cómo identificaron a los agresores hasta llegar al momento del allanamiento de la casa donde se hospedaban. Destacó que fue de utilidad el video de la expulsión de los agresores,que proporcionó el boliche Le Brique y el video del supermercado donde fueron demorados unos minutos. El jefe policial contó que antes de dar con la ubicación de los imputados fueron domicilio por domicilio a lo largo de una cuadra de 120 metros. Finalmente, gracias a un comentario que le hizo Andrea Ranno, el hombre encontró el chalet.
“Golpeé la puerta y cuando me preguntaron quién era dije: ‘La policía. Salgan por favor’. Yo estaba junto con mi compañero, el comisario inspector Segovia, vi salir a uno, a otro. Entre el cuarto y el quinto ya me di cuenta de que eran los mismos diez que habían expulsado del local bailable. Por lo agresivos que eran se les impartió la voz de alto y se los obligó a tirarse al piso. Se comunicó a la fiscalía. Llegó el doctor Walter Mercuri -fiscal original del caso- y personal de DDI y de Policía Científica”, dijo.
La querella a cargo de Fernando Burlando le preguntó si recuerda algún tipo de manifestación sobre alguna persona que no se encontraba en el domicilio, una clara referencia a Pablo Ventura. Pintos dice que no. Sin embargo, el sumario policial que consta en la causa introduce a Ventura en el sumario del allanamiento “por averiguaciones”.
La historia desconocida del allanamiento que terminó con los rugbiers presos y donde se encontró la sangre de Báez Sosa
El procedimiento ocurrió el mismo 18 de enero del crimen a las 10:30 en la casa que los acusados de Zárate alquilaban. Allí, se recuperó la zapatilla que Máximo Thomsen usó para patear en el cráneo a su víctima
Hoy viernes, en la quinta jornada del juicio a los ocho rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa que se celebra en el Tribunal N°1 de Dolores. se desarrollará un momento clave en la historia del caso: el allanamiento ocurrido a las 10:30 el 18 de enero de 2020 en la casa de Villa Gesell donde los diez acusados originales fueron arrestados. Para esto, fueron citados a declarar los policías que participaron en el episodio bajo las órdenes del fiscal Walter Mércuri.
Ranno deja la sala. Comienza la declaración del policía Lucio Daniel Pintos, cabeza de la Jefatura Departamental Pinamar de la Policía Bonaerense que encabezó el allanamiento a los rugbiers.
Ranno afirmó que entre 4.45 y 5 AM del 18 de enero de 2020 (“puedo precisar el horario porque es cuando tengo que sacar la basura”) escuchó un murmullo y miró hacia la Avenida 3.
“Ahí vi un grupo de gente que estaba contra las rejas del súper. Pensé que estaban borrachos y que querían romper un vidrio, algo que pasa habitualmente en enero en Gesell. Volví a trabajar y a los segundos escuché pasos muy fuertes, llamativamente fuertes, en la arena. Me volví a asomar y vi un chico que venía casi trotando. De atrás lo seguían como ocho y diez chicos. Lo primero que pensé fue que los de atrás eran una patota que perseguían a los de adelante para dársela”, recapituló.
“‘Pará, espéranos’, le decían. Ellos no me vieron pero yo a ellos sí. Y los escuché: se venían riendo y festejando. Estaban contentos. ‘Le rompí toda la jeta’, dijo uno”. En ese momento, la testigo miró hacia Silvino y Graciela Báez Sosa y les pidió perdón a los padres. “Esto debe ser muy doloroso”, les dijo
Al igual que en la causa, Ranno comprometió a Máximo Thomsen al dar características que coinciden con él la noche del crimen. Lo describió como “sacado”, “fuera de sí”. “Iba con la cabeza baja y los puños cerrados y haciendo este sonido”, mientras la testigo golpea el piso con sus pies”. También identificó a Matías Benicelli como quien corría atrás, “el de rodetito”.
Fuente: Infobae