Una de las peores noches, ante uno de los peores del torneo. Un Central sin ideas, con varios errores defensivos y poco peso ofensivo cayó 2-0 ante Banfield y se privó de escalar en la tabla de posiciones y sobre todo engrosar el colchón de puntos para la clasificación a las copas. Russo volvió al 4-4-2 como visitante y no le rindió.
En la previa se mencionaba que Central era superior a Banfield desde lo futbolístico y por consolidación del grupo. Pero también se advertía que debía tener los ojos bien abiertos porque el taladro de mitad de cancha hacia adelante podía inquietarlo. Con poco claro, porque por algo venía antepenúltimo del torneo. Y fue así. Sumado al paupérrimo nivel inicial de la defensa canalla.
A tal punto que el local pudo bajarle la persiana al encuentro en los primeros 10 minutos. Apenas a los 3’, Emanuel Insúa desbordó por izquierda y colgó un centro al área, Nicolás Sosa Sánchez remató y exigió a Broun, que dio un rebote corto y le permitió a Milton Giménez definir a su gusto para el 1-0.
Pero la penuria auriazul no aflojó con el tanto. Por el contrario. Mientras Central se estaba levantando del golpazo de la desventaja, casi lo vuelven a mandar a la lona. Primero a los 4’, Giménez trabó en la salida a Carlos Quintana y se fue mano a mano pero Broun respondió y le negó el gol. En la acción posterior se repitieron protagonistas. Otra vez centro desde la izquierda, Giménez la empalmó y sacó un tiro a quemarropa que Fatura resolvió a puro reflejo. Evitó la catástrofe ante un rival que venía a los tumbos.
El canalla intentaba pasar el temporal como podía, sin demasiadas ideas, con pases intrascendentes entre los zagueros, con el doble cinco muy retrasado, sin sorpresa ni cambio de velocidad. Banfield seguía tirando pelotas flotadas a las espaldas de Alan Rodríguez y Quintana, que se turnaban para quedar pagando. Por derecha sucedía lo mismo con Damián Martínez, a veces poco asistido también por Lautaro Giaccone. Les hacían un dos-uno constante.
Central no pateó una sola vez al arco en el primer tiempo. Apenas un remate desviado de Jaminton Campaz a los 13’, un cabezazo afuera de Jhonatan Candia a los 26’ y otro zapatazo a los 35’ de Giaccone, también sin destino fructuoso. El equipo de Miguel Russo tenía la pelota pero no sabía usarla. Ignacio Malcorra no tenía respiro y estaba constantemente encimado. Kevin Ortíz y Mac Allister eran un concierto de errores y no eran claros ni en la distribución ni en la recuperación. Así se fue la primera etapa, con la promesa de que el complemento no podía ser peor y que sólo había margen para mejorar.
El segundo tiempo fue una extensión del primero. Central conducía pero no resolvía. Candia retrocedía mucho para buscar la pelota y no quedaba nadie en el área. Atacaba para que nadie definiera. Russo leyó esa falta de peso ofensivo y mandó a la cancha a Octavio Bianchi, al menos para contar con un faro en la zona de definición.
Banfield era más directo, en dos o tres pases llegaba al arco. Y cuando podía rematar lo hacía. Así fue que volvió a estar cerca de ampliar la diferencia a través de un potente disparo de Insúa, que obligó a Broun a volar para la foto. Y en la respuesta, Central tuvo con Giaccone el primer tiro franco al arco, a los 65’, que despertó a Cambeses y lo hizo participar del juego. También Martínez tuvo la suya cuatro minutos después, nuevamente exigiendo al uno del taladro.
Pero Central se volvió a complicar solito. Con errores, malos cierres, demoras en la salida, hizo adelantar a Banfield en la cancha y lo invitó a cerrar y ponerle moño al partido. Una (llamativa) mala salida de Mallo le sirvió a Giménez el 2-0 y la casi sentencia a la historia en el Florencio Sola si no fuera porque aún restaban quince minutos en el cronómetro.
Los de Russo no mostraron esa imagen de rebeldía, combativa que sí exhibieron otras ocasiones en las que estuvo atrás en el resultado. Fue una noche para olvidar rápido. El partido se escurrió rápido y el taladro lo terminó usando otro.
Fuente: La Capital