Newell’s varió la puesta en escena, aunque no resultó convincente para hacer los méritos del triunfo, si bien tuvo las mejores ocasiones. Fue empate sin goles.
Fue un empate que no conformó. Newell’s cambió la puesta en escena, aunque no resultó convincente para hacer los méritos del triunfo, si bien dispuso de las mejores ocasiones. Adrián Taffarel tuvo pocos días de trabajo y se justifica que no haya tenido tiempo para cambiar la imagen. La propuesta en el Coloso fue la de un equipo que no piensa regalarse. Entonces irse con el arco en cero es un paso adelante. Pero el fútbol no apareció y el juego fue deslucido. Fue la gran deuda de la lepra, a corregir en lo inmediato. Porque empates así no sirven de mucho.
{youtube}XMOdaoVo1uQ{/youtube}
El comportamiento de Newell’s fue distinto al que acostumbró con Gamboa. Extremó al minimo los riesgos en la salida. No titubeó. Si lo apretaban, le pegaba fuerte, alto y hacia adelante. Capasso, ingresado a los pocos minutos del partido por lesión de Lema, Canale y Negri metían el pelotazo hacia arriba sin miramientos. No sufría atrás, pero la dividía y la perdía. Castro era espectador, rara vez protagonista. No le llegaba con claridad y el equipo avanzaba con mucha dificultad.
Por la izquierda, la lepra encontraba huecos en la defensa de Aldosivi, a las espaldas de Braida y frente a la débil marca de Lucero. No lo explotó en la medida de lo aconsejable. Apenas una vez Sordo superó al lateral derecho en el mano a mano y desde una buena posición la tiró hacia donde estaba parado Devecchi.
La pelota pasaba mayor tiempo por los futbolistas del tiburón. La propuesta del conjunto de Martín Palermo no era nada misteriosa. Saltaba la línea media con lanzamientos aéreos para Cauteruccio, que aguantaba, descargaba y encaraba. Fue la única preocupación de la última línea rojinegra.
No había jugadas elaboradas ni capacidad para crear ocasiones que inquietaran a los arqueros. El cambio de Newell’s, leve, llegó a partir de Castro. Entró más seguido en juego y, lo fundamental, sacó a relucir su pegada. Ensayó un tiro de esquina olímpico que el uno visitante tocó y el balón dio en el travesaño. Y trató de meter un tiro libre sobre el palo derecho que se fue cerca.
Castro fue dejando el rol de espectador para asumir el de protagonista, con un papel que fue siendo más relevante a medida que transcurría la película. Parado en el circulo central, comandó los avances distribuyendo a un lado y otro. La posesión pasó a ser de Newell’s en la segunda etapa, jugando mayor tiempo en campo adversario. Fue a buscarlo con más decisión, aunque no resultó muy prolijo.
La falta de tacto con el pie y asociación fue algo que justamente no le faltó a Castro. Con un toque sutil. el volante habilitó Scocco. Pero el delantero se demoró en acomodarse y Devecchi rechazó con los puños.
La variante que decidió Taffarel de Panchito González por Sordo fue positiva. Liviano y rápido, el extremo zurdo fue punzante por la banda izquierda. Encaraba a los marcadores, zigzagueaba y pasaba. En medio de un cúmulo de voluntades de la lepra, el atacante fue lo mejor. Estuvo muy cerca del gol, pero falló en la definición, en ese derechazo que le interceptó Iñíguez y en ese cabezazo que le erró al arco.
Newell’s se aproximaba y Comba la tuvo para convertir. Pero Devecchi lo achicó y se la tapó. Fue la última que dejó escapar la lepra.
La conclusión del partido dejó a Newell’s impotente, ante otro partido que no gana. Taffarel recién toma las riendas del partido y no le cabe responsabilidad por lo anterior. Pero tendrá que revertirlo.