Una secuencia tan insólita como estremecedora se vivió el lunes por la mañana en la ciudad de Santa Fe, cuando una vecina del barrio céntrico, ubicado sobre calle 1° de Mayo al 3300, logró evitar una posible agresión sexual por parte de un delincuente que irrumpió en su domicilio. Según relató la mujer, el joven había ingresado previamente a otra vivienda, de la cual escapó antes de que llegara la policía.
Todo comenzó alrededor de las 6 de la mañana, cuando una primera vecina alertó al grupo de seguridad barrial por WhatsApp sobre la presencia de un intruso que había entrado por la ventana. Aunque logró escapar y dar aviso, al llegar la policía el sospechoso ya no se encontraba en la casa. En su huida, el sujeto saltó por techos y patios hasta colarse en otra vivienda cercana.
Allí, una mujer dormía cuando fue despertada de forma abrupta por el delincuente dentro de su habitación. “Se me tiró encima, me tapó la boca y me amenazó”, relató la víctima. “Me pedía un beso, intentaba sacarse el pantalón. Yo le dije ‘no me violes, puedo ser tu mamá’. Sentí que me iba a violar, pero también que si lo escuchaba, si le hablaba, podía evitar lo peor”, agregó.
La mujer logró mantener la calma y entabló un diálogo con el joven. Según contó, él le confesó que no tenía trabajo y que su madre padecía leucemia. Ella entonces le ofreció café, pan con queso, una gaseosa y hasta le puso una serie en Netflix. “Le pregunté si quería fumar, le di un cigarrillo. Se relajó y se quedó dormido”, dijo.
En ese momento, aprovechó para comunicarse en silencio con sus allegados por WhatsApp y pensar una forma de sacarlo del domicilio sin violencia. Le propuso hacerse pasar por su madre para ayudarlo a entregarse voluntariamente. Salieron abrazados de la casa y caminaron juntos por una cuadra y media, hasta que finalmente fue interceptado por efectivos policiales en la esquina de 1° de Mayo y Obispo Gelabert.
El detenido, de 26 años, llevaba consigo una notebook sustraída de la primera vivienda. Fue trasladado a la Comisaría 1ª, donde quedó a disposición de la fiscalía. Antes, fue examinado por personal médico legal.
“Le dije que lo que estaba haciendo al no hacerme daño ya era un cambio. Y confió en mí”, expresó la víctima, cuya actitud serena y empática permitió evitar una tragedia. El caso dejó al descubierto la vulnerabilidad social del agresor, pero también la fuerza de la palabra como recurso para resistir la violencia
Fuente: El Litoral