“Lo ideal era que yo me suicide”, afirmó el acusado antes de la sentencia. Qué pasó con los otros denunciados
El falso abogado Marcelo D’Alessio quedó hoy condenado a cuatro años de prisión por haber querido extorsionar a un despachante de Aduanas, Gabriel Traficante, para no involucrarlo en la llamada “mafia de los contenedores” y evitarle un “escrache mediático”. La decisión fue tomada por el Tribunal Oral Federal 2, que además condenó al fiscal Juan Ignacio Bidone a tres años y ocho meses de prisión. Los ex agentes de la AFI Rolando Barreiro y Claudio Álvarez también fueron condenados a dos años de prisión en suspenso.
Antes del veredicto, D’Alessio aseguró que se quedó sin amigos, que “la idea era” que él se suicidara y se defendió al plantear que no había llevado adelante la extorsión: “Traficante vino a buscar un servicio”, señaló. Además, les dijo a los jueces que él ya había sido condenado mediáticamente y disparó contra el macrismo que lo dejó solo llamándolo “loquito”. Afirmó incluso que se le “tendió una trampa”.
“Si es que existe esa trillada grieta, me dejaron bien en el medio”, agregó. También se quejó de que el tribunal lo conociera “tal vez como un agente anti k, un operador judicial, un espía de potencias imperialistas y no se cuántas barbaridades más”, afirmó. “Más me dolió la canallada de los que corrieron en estado de pánico a usar los medios diciendo que era un loquito, un fabulador o que dialogaba sobre narcotráfico o calibres de proyectiles sónicos con un nietito”.
El fiscal Diego Luciani había pedido cinco años de prisión para D’Alessio como autor de intento de extorsión a Traficante, mientras que solicitó cuatro años y ocho meses para el fiscal de Mercedes Juan Ignacio Bidone, suspendido en su cargo, por entender que “pulverizó la confianza que la ciudadanía deposita en los fiscales en una sociedad democrática”. A el también lo condenaron por abuso de autoridad. A los exagentes de la AFI Rolando Barreiro y Claudio Álvarez, los consideró partícipes necesarios y les pidió cuatro años y medio y tres años y nueve meses, respectivamente. Las defensas, en tanto, reclamaron absoluciones.
Los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Enrique Signori dieron a conocer este mediodía su veredicto. Por cuerda separada tramitó la causa contra el periodista Daniel Santoro, que inicialmente había sido procesado por el juez Luis Rodríguez y, después de un fallo de la Cámara Federal, quedó sobreseído el 13 de agosto pasado.
EL CASO
Traficante, un ex despachante de Aduanas, denunció a D’Alessio a fines de 2016 por extorsión. Según dijo, D’Alessio, vecino suyo en el country Saint Thomas de Canning, le había pedido dinero para ayudarlo en la causa de la mafia de los contenedores, el escándalo que se había iniciado a comienzos de la gestión macrista con una denuncia contra el entonces jefe de la Aduana Juan José Gómez Centurión y que luego terminó metiendo preso al cuñado de Julio De Vido, Claudio Minnicelli.
Traficante dijo que D’Alessio le avisó que estaba imputado en esa causa que llevaba el juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky. Le explicó que era un agente de inteligencia y que tenía contactos con el poder judicial y los medios. Que podía ayudarlo, pago mediante. Como pruebas de lo que decía, le mostró un listado de llamadas entrantes y salientes que había hecho, y otros datos personales.
Esos datos, se sabría después, habían sido obtenidos gracias a un pedido con carácter de urgente que hizo formalmente el fiscal Bidone en la causa del triple crimen de General Rodríguez, en base a un informe de inteligencia firmado por Claudio Álvarez, contactado a través de Barreiro –que ya se había alejado de la AFI-. Según Traficante, D’Alessio le advirtió que dos autos lo estaban siguiendo y que su nombre iba a salir en los medios si no pagaba.
El caso, sin embargo, no se activó hasta que estalló el escándalo en Dolores que lo hizo famoso y que expuso un vínculo con el fiscal Carlos Stornelli, instructor por ese entonces de la causa de los cuadernos. En la causa de Dolores, el capítulo de la denuncia de Traficante es sólo uno de las presuntas extorsiones por las que fue procesado D’Alessio y otros.
En abril pasado del 2020, el fiscal Juan Pablo Curi pidió que enfrenten el banquillo D’Alessio, los ex policías Ricardo Bogoliuk y Norberto Degastaldi, el ex agente de inteligencia Rolando Barreiro, el fiscal de Mercedes suspendido Juan Bidone, el asesor en comercio exterior Carlos Liñani y Eduardo Menchi, quien se movía como custodio del falso abogado. El caso aún no fue elevado. Tras decisiones tomadas por los jueces Ramos Padilla (hoy en La Plata) y Bava, la Cámara Federal de Mar del Plata tiene pendiente resolver situaciones procesales de otros imputados, como el propio Stornelli, y aún está apeladas en instancias superiores las decisiones anteriores. Las defensas insisten en que el caso pase a Comodoro Py.
EL JUICIO
El fiscal Diego Luciani, que acusó a D’Alessio
El fiscal Diego Luciani, que acusó a D’Alessio
El juicio por el llamado caso Traficante comenzó en Comodoro Py el pasado 8 de marzo. El debate estuvo en manos del Tribunal Oral Federal 2, el mismo que tiene en sus manos el juicio oral contra Cristina Kirchner, Julio De Vido y Lázaro Báez, por las obras que recibió en Santa Cruz el empresario kirchnerista. La acusación estuvo en manos del fiscal Luciani, que pidió las condenas. Hoy, fue el último día del proceso.
La audiencia empezó pasadas las 9 de la mañana. La primera parte la usó el fiscal y los defensores para contestarse lo expresado en los alegatos. El foco estuvo puesto en una serie de charlas de whatsapp que el Ministerio Público usó para acusar y que la defensa de D’Alessio impugnó.
Cuando el Tribunal le dio el turno a los acusados para las últimas palabras, el primero que debía hablar era D’Alessio. Pero estaba “muteado” y a la espera de que el Servicio Penitenciario Federal le habilitara el micrófono, arrancó el fiscal de Mercedes suspendido Juan Ignacio Bidone. Le dijo a los jueces que quería hablar “antes que tomen una decisión que va a afectar mi vida y mi futuro em forma determinante”.
“Quiero pedirles encarecidamente dos cosas: que como hombres de derecho no tomen a la ligera la decisión que están a punto de tomar”, afirmó. “Más allá de ser fiscal soy un hombre de familia y que ha tenido que sufrir el escarnio publico y mediático por tres años, jamás pensé encontrarme en una situación como esta. Jamás pensé que un colega podía estar ahora acusándome de la peor manera y de un modo absolutamente desproporcionado”, amplió.
Bidone afirmó que su “pasión siempre fue investigar” y lamentó haber sido “imprudente al no formalizar la relación con la justicia federal ni con D’Alessio”. “Esto me hubiera permitido advertir que era un fiasco”, admitió. Pero insistió en que él quería investigar en la causa del triple crimen de General Rodríguez que marcó su carrera y que aún sigue abierta. “Juro por Dios que nunca quise participar en una extorsión”.
Sobre eso, Bidone apuntó sobre su acusación. “En mi caso, ¿dónde está la certeza de que yo sabía lo que el señor D’Alessio hacía con Traficante? Le pido que piensen qué hubiera pasado si no hubiera contado con ese listado de llamados. D’Alessio ya había concretado su maniobra -afirmó-. No debí dejar que D’Alessio se infiltrara en mis funciones, no debí compartirle la información que compartí. Pero todo eso esta muy lejos de la extorsión”.
Luego sí fue el turno de D’Alessio, desde una oficina ubicada en el penal de Ezeiza. Tras saludar a los jueces y pedir permiso para usar un “ayudamemoria” para no “divagar”, agradeció primero a su defensor oficial, Santiago Finnen, y después a su familia (“los tres soles de mi vida, mi mujer y mis dos peques, que son mágicos”). “De los 50 amigos y 500 conocidos quedaron tan pocos que los puedo contar con la mano, es un duro aprendizaje”, agregó.
“Han traído desde el día cero la causa de Dolores y el modus operandi. La condena mediática parece superar el principio de inocencia. Ustedes me conocieron por los medios antes que acá sentado. Tal vez como un agente anti k, un operador judicial, un espía de potencias imperialistas y no se cuántas barbaridades más”, afirmó.
“Además de ser un papá presente, soy hiperactivo, y un emprendedor. Hace mucho que estudio la matriz del narcotráfico y el terrorismo. Sí capacité a muchos ministros, diputados, diputadas, ministras, senadores, funcionarios de alto rango de la AFI y periodistas. También creé el índice Big Mac de la cocaína, que actualmente usa el área de Drogas de las Nación Unidades. Evidentemente esas presentaciones contenían información que incomodaron a funcionarios que lejos de judicializar el material que desarrollaba optaron por silenciarme tendiéndome una trampa”, añadió durante su presentación.
D’Alessio también apuntó a los jueces que lo tuvieron preso. “En 2019 yo estaba estaba siendo torturado por el Estado nacional. Dos jueces (Luis Rodríguez y Alejo Ramos Padilla) decidieron que lo mejor para mí era estar en un régimen único desde el advenimiento de la democracia: aislado las 24 horas. Después de un año lo mejor que pude hacer es pedir que me pongan una vía y me seden para no seguir despierto. Era eso o la horca. En ese contexto pasé todo el 2019. Lo ideal era que me suicide. Y hoy venimos por qué D’Alessio no evaluó en 2019 que había whatsapp tan truchos que ponen en jaque la teoría de la relatividad”. En ese contexto, el falso abogado aseguró que no extorsionó a Traficante y que el empresario “vino a buscar un servicio porque estaba en pánico pensando que había hablado con una persona que estaba prófuga” por la mafia de los contenedores.
“Yo sé que no siempre lo correcto es lo conveniente. Siento impotencia, bronca, estoy muy triste. Gabriel supo en todo momento que no lo quise extorsionar y vio en mí una solución”, añadió. Afirmó que no tenía nada que ver con las publicaciones de Clarín. “Sueño volver a jugar por las noches al ping pong de mi hijo en donde no había partido que no termine con un abrazo”, agregó. “Por todo eso espero a través de su veredicto se empiece a poner algo de luz en tanta oscuridad”.
Luego fue el turno de Rolando Barreiro, que aseguró: “No me arrepiento de nada porque no me puedo arrepentir de algo que no hice. Por eso estoy en paz con Dios y conmigo mismo. No me hace falta más. A Marcelo D’Alessio le quiero decir ‘quedate tranquilo que todo pasa y todo llega’”.
Y el agente de la AFI Claudio Álvarez también se defendió: “Acá se habló de narcotráfico, de direcciones, de teléfonos, de juzgados. Yo no tengo nada que ver. Nadie me nombró, nadie me reconoció. Apelo al honorable tribunal que me va a juzgar. Yo confío en la Justicia porque trabajé para la Justicia. No tengo nada que ver. Lo único que voy a pedir es Justicia. Mucha justicia”. Según dijo, entregó una lista “confiado en un fiscal”. Si el fiscal lo utilizó para otra cosa, “lo dejo en las manos de ustedes”. “A mi me echaron como un perro por todo esto y me sometí a la máquina de la verdad (en la AFI). Nunca pensé que iba a llegar a juicio oral. Pido justicia”.
El TOF pasó a un cuarto intermedio hasta las 12.30 para dar a conocer su veredicto final, que D’Alessio esperó en la misma oficina de Ezeiza, con un té en vasito de plástico, tomando notas y hablando por teléfono con su abogado. Casi 20 minutos después de lo esperado, el secretario del TOF pidió prender las cámaras y anunció su decisión unánime en forma de condenas. Los fundamentos se darán a conocer el 20 de septiembre.