Los problemas físicos están siendo un gran condicionante para Ander Herrera. En el empate 2 a 2 ante Benfica, por el debut en el Mundial de Clubes, se retiró del campo de juego a los 19 minutos del primer tiempo, la tercera vez que esto ocurre desde que arribó al Xeneize en enero. En total suma cuatro lesiones que hicieron que se pierda 13 partidos en lo que va del año.
El arribo del español a principio de año fue un gran salto de jerarquía para el mediocampo del conjunto de La Ribera. Debido a su calidad, a su experiencia en grandes equipos y a su deseo de vestir la camiseta azul y oro, había mucha ilusión depositada sobre el futbolista de 35 años.
Sin embargo las lesiones están siendo un gran obstáculo. Tras su debut ante Argentino de Monte Maíz por los 32avos de final de la Copa Argentina, Ander fue titular en la primera jornada del Torneo Apertura frente a Argentinos Juniors y se retiró lesionado a los 65 minutos. En las horas posteriores se realizó estudios y se confirmó que tenía un desgarro grado II en el isquiotibial derecho.
Se perdió seis partidos por aquel problema muscular -cinco del certamen local y la ida frente a Alianza Lima por la segunda fase de la Copa Libertadores- y regresó de urgencia contra Aldosivi en La Bombonera, el encuentro previo a la vuelta ante el conjunto peruano.
Más allá de la sorpresiva y dolorosa eliminación del conjunto dirigido en aquel entonces por Fernando Gago, Ander hiló cuatro partidos consecutivos a gran nivel, pero nuevamente volvió a sufrir un desgarro; no se sabe dónde, porque Boca no emitió ningún parte médico, pero el español estuvo tres semanas afuera de las canchas, aunque sólo se quedó afuera del encuentro ante Defensa y Justicia ya que el campeonato se detuvo por la Fecha FIFA.
Herrera ingresó en el entretiempo ante Newell’s en Rosario, en un partido adverso para Boca que perdía 2 a 0 al cabo de los 45 minutos iniciales. Duró en cancha apenas diez minutos y debió salir por sus propios medios con una bronca que no ocultó ante las cámaras y que le generó algunas lágrimas.
Aquel desgarro grado II en el recto fue el que demandó más tiempo de recuperación: no estuvo en las últimas cinco fechas de la fase regular del Apertura y tampoco dijo presente en los octavos de final ante Lanús. Volvió en cuartos ante Independiente; se notó que no estaba para jugar y que lo exigieron debido a la importancia del partido. Quedó expuesto ante un conjunto de Avellaneda que fue muy superior en el segundo tiempo y frente a una Bombonera que hervía.
La mini-pretemporada previa al Mundial de Clubes y la llegada de Miguel Ángel Russo revitalizó al futbolista español, que se destacó en los entrenamientos y fue una pieza clave para el extécnico de San Lorenzo en cada ensayo previo al debut ante Benfica.
Fue titular junto a Rodrigo Battaglia en el centro del campo, pero una molestia física lo obligó a abandonar el campo antes de los 20 minutos. Para colmo, por protestar durante la revisión del VAR del penal para los lusos, fue expulsado por el árbitro César Ramos. Se prevé que es un desgarro y, más allá de que era muy probable que no jugase ante el Bayern Múnich, por la suspensión pasó a ser un hecho.
Los números son elocuentes: cuatro desgarros en seis meses. Los mismos provocaron que únicamente pudiera disputar nueve de los 22 partidos que jugó Boca en el semestre. De esos nueve fue titular en seis y pudo hilar cuatro de forma consecutiva (Aldosivi-Alianza Lima-Rosario Central-Central Córdoba). Una historia de amor que suma apenas 442 minutos y que cada día se desgarra más y más.
Fuente: Tyc Sports