Central tenía que eliminar cualquier vestigio de pensamiento en el clásico de la próxima fecha. No iba a ser sencillo, pero al menos se pudo ver en el inicio a un equipo enfocado en el rival de turno y no haciendo proyección mental más allá. El once de Miguel Angel Russo extendió el buen encuentro en el Ducó a los primeros minutos en Arroyito. Fue como una película continuada. Y el resultado fue el ideal: 3-1 sobre sobre Gimnasia.
El canalla dejó atrás la línea de tres y mostró un 4-2-3-1 (con Giaccone-Malcorra-Campaz detrás de Veliz) con una mayor vocación en fase ofensiva. Fue un equipo amplio que obligó a Gimnasia a estirarse atrás y dejar huecos. Damián Martínez y Giaccone desbordaban por derecha, Alan Rodríguez y Jaminton Campaz lo hacían por izquierda, aunque cerraban jugadas con centros sin destino.
Alejo Veliz ya sacó el cabezazo y la pelota va a la red, tras el roce en el defensor Melluso. El 9 fue letal de arriba.
Central: el artillero Veliz y el buen soldado Martínez
Russo quedó conforme con algunas cosas y con otras no, pero la valoración del partido fue más que positiva.
Russo tras el triunfo: “El segundo tiempo fue todo nuestro”
Enfrente, poco quedaba del Gimnasia que ganó el clásico platense la fecha pasada. El equipo de Sebastián Romero era tímido, flojo de papeles atrás, no recuperaba y salvo arranques del interesante Benjamín Domínguez, no inquietaba para nada. De Central dependía que no se despertara el lobo, que tiene un piberío interesante.
Central estaba bien con y sin la pelota, porque cuando perdía la posesión enseguida se agrupaba para quitar rápido. Coyote Rodríguez tiró tanto centro que pudo calibrar la mira y desatar el festejo en el Gigante. Giaccone la peleó, la soltó hacia la izquierda para el paraguayo que venía como un tren, la frenó y sacó una asistencia directa a la cabeza de Veliz, que en las más claras nunca falla y anotó el 1-0 a los 22’. Un gol casi calcado al de la primera fecha ante Argentinos.
Todo iba sobre rieles hasta que hubo un corte de luz en una torre del Gigante y se frenó el encuentro. Se fue la energía y a Central se le apagaron las ideas. A la vuelta, Gimnasia salió con otra actitud, ganó precisión, apretó al canalla, lo incomodó en la salida y atacaba en varios frentes. Hasta que Miramón sacó un zapatazo que hizo lucir a Broun, que voló pero no la pudo sacar de la cancha, Bautista Barros Schelotto aprovechó y definió sólo para el 1-1 a los 42’, con extenso chequeo del VAR mediante. Y para Central fue una buena noticia que se terminara el primer tiempo. Era momento de recuperar las buenas intenciones iniciales.
El despertar del complemento fue frenético. Primero Melluso encontró a Tarragona sobre el primer palo, la colocó por encima de Broun y la pelota se fue por centímetros. Después hubo un gol anulado a Malcorra tras una habilitación de Campaz y, en otra acción posterior, el 10 canalla le pegó de afuera, la pelota rebotó en Veliz y salió besando el segundo palo. Hasta hubo grito de gol de los hinchas con la perspectiva contraria. Y después, Giaccone pescó un balón en el área pero demoró y no tuvo buen final. Fueron 10 minutos de suspiros constantes.
Central era más que Gimnasia. Le faltaba ajustar la puntería. Justamente la tuvo otra vez Coyote, casi calcando la asistencia del primer tanto, esta vez con un centro largo a media altura que recorrió toda el área y que alcanzó a Damián Martínez entrando por detrás de toda la defensa para señalar el 2-1 a los 59’. Era justo.
Después de otro gol anulado, esta vez por mano de Veliz, Russo comenzó a mover la estantería y mandó a Infantino por el agotado Giaccone. El DT también hablaba constantemente con Ortiz para ordenar la casa. Y Central dio el golpe final en el momento acertado, otra vez aprovechando el juego aéreo. Tiro de esquina canalla, Malcorra lo ejecutaó al corazón del área, Veliz algo incómodo se las arregló para cabecear una pelota que venía sin demasiada altura y puso el 3-1. Coronado como figura.
No había tiempo para más. Sí para escuchar “el domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar…” que retumbaba desde los cuatro costados del Gigante de Arroyito. Y hacia allá va, con un envión enorme.
Fuente: La Capital