El CEO de Generación Zoe participa de una audiencia en el Centro de Justicia Penal, junto a otras tres personas que presuntamente regenteaban su negocio en la ciudad
Leonardo Cositorto, el CEO de Generación Zoe, está siendo imputado este martes en Rosario por los delitos de estafa y asociación ilícita, acusado de defraudar a un grupo de 11 individuos por 175.000 dólares. Junto al empresario se sentaron en el banquillo otras tres personas, presuntas responsables de las operaciones en la ciudad: Edmundo Roque Depiante, Delfina Depiante y Verónica Rampello. Cuando le tocó hacer uso de la palabra, Cositorto —quien llegó proveniente de Córdoba, donde está detenido— aseguró: “Nunca quise quedarme con el dinero de nadie”.
La imputación fue realizada cerca de las 16.30 por el fiscal de Delitos Complejos Mariano Ríos Artacho, quien ante la jueza Silvia Castelli fundamentó su alocución en base a entrevistas realizadas con las víctimas y material secuestrado durante allanamientos concretados en el último mes. La defensa de Cositorto rechazó la acusación y pidió su sobreseimiento, planteando que los hechos no configuran una estafa sino un problema de índole económico que debe resolverse en el fuero civil.
Leonardo Cositorto, CEO de Generación Zoe, fue detenido en abril en la República Dominicana.
Según el relato del fiscal, la presencia de Generación Zoe en Rosario comenzó en agosto de 2021 y se extendió hasta febrero de 2022, tiempo en el cual la empresa alquiló una oficina en San Lorenzo al 1.700, en la que se recibían pagos y se impartían clases de coaching.
Según aportó la Fiscalía, del estudio del ilícito se desprende que las estafas se habrían realizado de diferentes modalidades. “Una vez captada la víctima, que lo realizaban o a través de redes sociales, o incluso pertenecían al círculo amistoso de algunos de los aquí imputados, se les ofrecían distintos tipos de inversiones”, indicó Artacho, quien destacó que el tipo principal eran las denominadas membresías, las que se generaban a través de un contrato de franquicia, “la cual sólo era firmada por el señor Cositorto.
Las membresías no tenían un costo fijo, sino que tenían diferentes modalidades según la escala de la inversión inicial: para una de entre 400 y 599 dólares se prometía una renta del 7,5%, el acceso a una convención anual y el reintegro del capital en un año. La más alta significaba un ingreso de un millón de dólares, que generaba interés del 10%, daba acceso a todas las convenciones y la devolución del capital en cinco años.
Además de las membresías, Artacho indicó que se ofrecían los llamados “robots” o “bots”, mediante los cuales “se analizaban y predecían comportamientos en los mercados financieros” La función de este robot -indicó el fiscal- era una inversión que ofrecía generación Zoe y generaba una rentabilidad, la cual variaba según la modalidad.
La demanda que motivó la investigación había ingresado al Ministerio Público de la Acusación (MPA) a mediados de abril, motorizada por el abogado Jorge Resegue, quien en este tiempo siguió recibiendo nuevos casos de víctimas, todas presuntamente estafadas bajo una lógica similar.
“Nunca quise quedarme con el dinero de nadie”
A diferencia del resto de los acusados, Cositorto eligió hacer una declaración en el marco de la audiencia, en la que aseguró que “nunca quise quedarme con el dinero de nadie”.
Repitiendo un discurso que ya reprodujo en apariciones mediáticas previas a su detención, el líder de Generación Zoe acusó a “periodistas y tuiteros” de hacer una campaña en su contra, al tiempo que exigió a la Justicia que lo libere de los diferentes procesos en su contra, lo que -según su razonamiento- le permitiría reparar económicamente a las víctimas.
Cositorto apuntó también que Generación Zoe nunca tuvo una oficina en Rosario, sino que aquí funcionó una sucursal de la Asociación Latinoamericana de Coaches Latinoamericanos, iniciativa que corrió por cuenta de Claudio Álvarez (hombre preso en Córdoba, acusado de ser quien regenteaba el negocio en esa provincia), “que salió como loco a abrir sucursales en todo el país”..
“Nunca quise quedarme con el dinero de nadie. Siempre he puesto dinero mío para sostener cualquier proyecto, y más en la Argentina”, se defendió el empresario, quien planteó que lo trasladaron a Argentina tras su detención en República Dominicana “llevo 50 días en los que pasé por cinco cárceles y diez calabozos”, rematando que “ni ayer ni hoy me han dado de comer, ni siquiera un vaso de agua”.
Tras la audiencia en Rosario, Cositorto regresará a Villa María, donde se encuentra detenido tras la decisión de la Fiscalía local, que entiende en una denuncia por estafas y asociación ilícita, en la que están implicadas otras trece personas. Se trata de la causa más grande que afronta el empresario, quien también tiene procesos similares en Goya (Corrientes) y Salta.