El próximo lunes a las 10 de la mañana es el momento clave. Ese día y a esa hora de no mediar ningún inconveniente, los cuatro jugadores de Vélez acusados de abuso sexual agravado sobre una periodista tucumana empezarán a conocer su verdadero futuro. Si es la cárcel, y desde ese mismo día, o si pueden tener algún resquicio en la defensa sobre el aberrante delito que los tiene en la mira. Porque en esa jornada se hará la Cámara Gesell a la víctima. Si su relato es consistente con la denuncia, Sebastián Sosa, Abiel Osorio, Braian Cufré y José Ignacio Florentín Bobadilla deberán pensar en cambiarse la camiseta por un traje a rayas.
Porque para la fiscal Eugenia Posse que lleva el caso, la situación expuesta ya estaría probada dada las primeras medidas que tomó y que arrojaron resultado positivo, como las vistas de las imágenes de las cámaras de seguridad del hotel Hilton donde concentró aquel fin de semana el equipo de Liniers tanto como el allanamiento a la habitación del piso cuarto donde se produjo toda la situación.
Por eso se espera que tras la Cámara Gesell, pida probablemente la detención de los cuatro. ¿Qué puede resolver el juez? En la Argentina en la etapa previa al juicio oral sólo deberían ir presos según jurisprudencia de 2007 de la Corte Suprema aquellos que puedan entorpecer la investigación o darse a la fuga. Para evitar ambas posibilidades, los abogados defensores de los futbolistas le dijeron a Infobae que éstos no sólo estarán presentes el lunes en Tribunales sino que además ofrecerán sus teléfonos para ser peritados y si es necesario, constituir domicilio en la Provincia y dejar en custodia sus pasaportes, para demostrar que colaboran con todo y que no piensan huir aún cuando la pena de prisión por este delito llega a los 20 años. Veremos si con eso alcanza en un caso de dimensión nacional.
Vale recordar que los jugadores ya tienen prohibición de salir del país hasta que la Justicia tome una determinación a partir, cómo se dijo, de lo que suceda el lunes. Como antecedente en favor de los futbolistas se pueden citar los casos de Alexis Zárate, el jugador de Independiente que transitó un proceso similar en libertad y recién terminó en prisión tras la condena a seis años y medio por abuso sexual, o el de Sebastián Villa, actualmente jugando en Eslovaquia y con el compromiso de regresar el próximo mes al país para asistir al juicio por igual delito. Pero ambos se dieron en Provincia de Buenos Aires. En Tucumán las cosas según estiman todas las partes pueden ser radicalmente diferentes.
Hasta ahora el caso tiene la declaración de la víctima, quién narró cómo conoció al arquero Sebastián Sosa en la zona mixta tras el partido de Vélez frente a Atlético Tucumán, cómo se contactaron vía mensaje privado de Instagram para verse por la medianoche y cómo, tras acceder al hotel y la habitación, empezó a beber de tragos que los futbolistas le habían ofrecido y después se sintió mal y fue abusada. En la notificación que hizo la Justicia a los jugadores hay una diferencia en la acusación contra Sosa y el resto: éstos últimos están marcados como coautores y el arquero como partícipe, ya que facilitó el encuentro pero después no participó de la situación de presunto abuso, aunque sí estaba en la habitación aunque su defensa dice que dormido, algo que los chats incorporados podrían desmentir. Esto es clave porque depende de esa prueba el grado de participación: si es secundaria, su situación penal quedaría bastante morigerada. Pero si es necesaria, le corresponde la misma pena que a los coautores, en caso de que se pruebe el hecho.
Los famosos chats son la ventana de oportunidad que creen tener los letrados José Molina, Camilo Atim y Ernesto Baaclini que defienden respectivamente a Osorio, Cufré (estos dos a cargo del doctor Molina) Florentín Bobadilla y Sosa porque según ellos habría en las mismas un presunto consentimiento a las relaciones llevadas adelante. Es una forma de verlo que no condice exactamente con los intercambios entre la periodista tucumana y el arquero Sosa. En realidad hay tres conversaciones en diferente espacio temporalidad.
El primero se da antes de que ella concurra a la habitación 407 del hotel Hilton. Ahí queda claro que Sosa le avisa que está con otros tres compañeros pero también que ella no tiene intención de tener relaciones con más de una persona. De hecho deja explícito que está acostumbrada a estar rodeada de hombres pero le aclara taxativamente que no se desubiquen, lo que implícitamente lleva a pensar en que no hay nada en principio consentido de lo que sucedió después. En el caso del alcohol, en la causa está que los players tenían la cerveza ellos pero que el fernet lo aporta la presunta víctima.
Después hay otro intercambio de mensajes cuando ella se retira aproximadamente a las 5:30 de la mañana. Ese es al que apuntan las defensas. Porque ella pregunta por la profilaxis del acto con el paraguayo Florentín Bobadilla y da a entender que se expuso de más y que estaba alcoholizada al momento del acto y se califica como una irresponsable. En ese intercambio no hay nada que sugiera que hubo un abuso pero la situación de estar alcoholizada es un punto controversial ya que por un lado da la sensación de que prestó consentimiento pero por otro por ese estado pudo no haberlo dado en ningún momento. Eso es lo que está en juego.
Porque ya el tercer intercambio casi 12 horas después el tono es totalmente diferente y la acusación es directa: “Conozco mis límites y sé que ayer los puse y ni él (por Bobadilla) ni el otro (acá no se especifica si es Cufré u Osorio) pararon”. Después da algunos detalles que acá se prefieren pasar por alto para no revictimizarla pero claramente deja establecido que “estaba ida”.
Ante estas dos circunstancias, lo que va a determinar la suerte de los jugadores y la prosecución de la causa es la cámara Gesell de este lunes. ¿Cómo es ese trámite? En una oficina está la víctima con la psicóloga. En otro cuarto de otro edificio mirando por circuito cerrado están todas las partes, querella, fiscalía y abogados defensores más los acusados y peritos psicológicos que ponen los letrados particulares. Una vez que termina la entrevista, la psicóloga sale y va hacia otro cuarto para hablar en privado por vía virtual con ellos y recoger ahí las preguntas o aclaraciones que quieren las partes que se formulen. Vuelve y continúa con la entrevista bajo esos parámetros, hasta que se evacúan todas las dudas.
Después cada perito hace su informe, aunque la Justicia le suele dar muchísimo más valor al oficial que al de las defensas. Y si la víctima es convincente en su relato y no incurre en contradicciones, el informe de la perito será contundente contra los futbolistas. Si ocurre eso, en la audiencia posterior la fiscal podría pedir la detención de los futbolistas por la gravedad de la pena en expectativa y ahí las defensas expondrán su posición y ofrecerán medidas menos coercitivas para no llegar a la prisión preventiva. Y el que define es el juez.
“Sería ilógico que mi defendido tenga que perder su libertad cuando está claro que él no participó del hecho y que en ningún momento en la habitación hubo manifestaciones que pudieran hacerlo pensar que se estaba llevando adelante un delito. La propia víctima lo deja afuera de la situación”, le dice a Infobae el abogado de Sosa, Ernesto Baaclini. Por su parte, Camilo Atim, letrado de Florentín Bobadilla, en principio el más apuntado, afirma: “Mi defendido me aseguró que es inocente. Y es lo que voy a probar”. En la misma línea se manifestó el abogado de los otros dos jugadores, José Molina. Pero a diferencia de sus posiciones, lo que hay en el expediente para la fiscal parece sustentar y bastante la denuncia. Pero la clave está en la Cámara Gesell que se realizará este lunes. A las 9:30 están citadas las partes para comenzar a las 10. Y ahí entonces se jugará el futuro de la causa y de los propios futbolistas.
Fuente: Infobae