En el Frente de Todos creen que el porcentaje que le aportan los núcleos más o menos ideologizados del kirchnerismo y el peronismo es suficiente para ganar la elección primaria. La dispersión en la interna opositora, otra de las claves
A una semana del comienzo de la veda previa a las elecciones primarias del domingo 12 de septiembre, el Frente de Todos, que mantiene sus fuertes disputas internas en los canales subterráneos y se presenta como un bloque unido en las listas oficiales, enfocará su discurso durante el sprint final de la campaña en la vieja, útil y conocida polarización con el ex presidente Mauricio Macri para incentivar la participación -incierta- de los votantes kirchneristas y peronistas, muchos de los cuales están enojados con Alberto Fernández tras la foto de Olivos.
Al mismo tiempo, buscarán “levantar”, desde el discurso, al ex mandatario, con el fin de fogonear la interna de la oposición. Quieren evitar que los votos de los desencantados del Gobierno -que en 2019 castigaron a Mauricio Macri- se fuguen exclusivamente a las arcas del espacio moderado afín a Horacio Rodríguez Larreta. Por la fragmentación que enfrenta Juntos por el Cambio, dan por descontado que no será así.
“Con los propios nos alcanza para un 38 a un 42 por ciento”, dijo un hombre cercano al Presidente, que reconoció que a partir de ahora todos los focos discursivos políticos estarán enfocados en un tono polarizante específicamente contra Macri. “Ya no se trata tanto de seducir a los desencantados. Tenemos un escenario opositor fraccionado en un montón de opciones. Manteniendo el voto propio estamos tranquilos. No tenemos fuga de votos. Con los propios y con la dispersión de la oposición, ganamos”, sentenció.
Entre la preocupación por la baja imagen de la gestión nacional, en el Gobierno aparece sin embargo cierta satisfacción por el escenario “del otro lado” del espectro ideológico. Están confiados porque no ven una única opción para canalizar, en la oposición, el voto desencantado. Miran con cariño al precandidato de derecha Javier Milei, que según las proyecciones le resta votos al grupo de Horacio Rodríguez Larreta. También festejan la pelea en la propia coalición opositora.
“Con un escenario así, estás consolidado, para este turno”, dijo un asesor. Y remarcó el último pasaje. Es que la táctica de enfrentamiento con Mauricio Macri le sirve al Frente de Todos para las PASO, pero no está definido que le convenga un rumbo discursivo político en ese sentido para los comicios del 14 se septiembre, donde el Gobierno prevé que la oposición se unirá. “Hoy estamos tranquilos. Después, con las generales, es otra cosa”, deslizó un funcionario. Aunque acotó: “Falta mucho”.
La decisión de estrategia electoral polarizante se discutió en los últimos días entre las cabezas de la coalición oficialista y quedó evidenciada hoy en las palabras que emitió en Twitter el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien disparó contra Mauricio Macri. El ex presidente había dicho, durante una entrevista radial, que el Gobierno “o va a tener que cambiar o va a tener que irse”. “Es muy grave que hable de interrumpir un mandato constitucional. Espero que los partidos que compiten en libertad se expresen con firmeza. Defender la democracia es tarea de todos”, sostuvo la mano derecha del Presidente.
Algunas horas después, Sergio Massa y Máximo Kirchner, que mantienen un perfil más bien silencioso, se sumaron a la discusión: “Mientras él llama a destituir a este gobierno, nosotros llamamos a una mesa de diálogo con la oposición”, dijo el presidente de la Cámara de Diputados en un acto en Berazategui junto a Alberto Fernández, quien también disparó contra la administración de Mauricio Macri, aunque no se refirió en particular a sus declaraciones.
Por su parte, el hijo de la vicepresidenta y el titular del interbloque del Frente de Todos señaló al encabezar un acto en la sede del Club Atlético Banco de la Nación: “Yo le pido al ex presidente que recupere el centro, que se tranquilice”.
A diez días de las PASO, el Gobierno se repliega en los propios y confía en que el caudal de votantes “blandos” que le está costando recuperar, al menos se distribuya de manera dispersa entre los distintos espacios que compiten en Juntos por el Cambio. “No es el escenario ideal. Lo mejor sería que Alberto hubiera mantenido el 80 por ciento de imagen positiva del año pasado. Pero sí nos favorece que ellos se estén peleando a esta altura”, confesó un ladero del primer mandatario.
“Lo que dice Macri no es nuevo. Pero su presencia y sus palabras nos aglutinan y nos sirven para confrontarlo, porque es el máximo exponente del fracaso”, agregó otro funcionario.
Mientras tanto, en una tónica geográfica-electoral similar, el Presidente decidió replegarse desde esta semana en distritos propios. Descartó visitar Córdoba y Mendoza, provincias de fuerte peso electoral gobernadas respectivamente por el peronista disidente Juan Schiaretti y el opositor Rodolfo Suárez (que responde al presidente de la UCR y uno de los miembros más duros de Juntos por el Cambio, Alfredo Cornejo). Y, al igual que Cristina Kirchner, desechó la idea, que había barajado seriamente, de ir a Santa Fe, donde el oficialismo enfrenta una interna ardiente.
En cambio, el Presidente se volcó por ir a Chaco, donde reina el kirchnerista Jorge Capitanich, y evaluó ir a Santiago del Estero, gobernada por el peronista Gerardo Zamora. La semana próxima es probable que visite otra provincia afín.
Mañana, el Presidente estará en Hurlingham, bastión del conurbano bonaerense propio. Y el lunes encabezará un acto con candidatos de todo el país, probablemente conectados de manera virtual. La sede central aún no está definida.
La única incursión que hará Alberto Fernández a una zona adversa será en el interior de la provincia de Buenos Aires, donde en términos generales, según los resultados de las últimas elecciones y de las proyecciones actuales, tiene ventaja a la oposición. “Axel (Kicillof) está trabajando fuerte para capturar votos en la provincia profunda, en la séptima, y Alberto va a ir a dar una mano ahí”, dijeron desde un despacho de la Casa Rosada. Aún no está decidida la localidad, pero se piensa en opciones como los distritos de Chivilcoy y Junín. Esos serán las últimas actividades antes de los actos de cierre, que en el caso de la Provincia se realizará el miércoles 8, en Mar del Plata, y en el nacional el jueves 9, el Estadio Único de La Plata.